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Batallas electorales

Algodonales: con la vista en los cielos y los pies en la tierra

Varios vecinos del pueblo conversan en la Plaza Alameda, el corazón de la localidad.

Varios vecinos del pueblo conversan en la Plaza Alameda, el corazón de la localidad. / Julio González

Algodonales mira al cielo con los pies en la tierra. Cobijado por la Sierra de Líjar, uno de los puntos referentes del parapente a nivel mundial, el pueblo serrano se levanta cada mañana preguntándose cuantos discípulos de Leonardo da Vinci llegarán empeñados en demostrar que el hombre no necesita alas para volar. “Hoy está lloviendo y no salen –nos advierte un vecino–, pero cualquier día soleado los pueden ver ustedes lanzándose desde la Sierra”. Nos explica que una de las ventajas que hace tan especial estos montes es que cuentan con dos zonas desde las que aventurarse desde las alturas, una al resguardo del Levante y otra a la del Poniente. “Así pueden elegir según el día”.

Pero hoy no hay sol. Llueve en la Sierra y el pueblo se activa al trantrán. Es lunes y muchos comercios permanecen cerrados. A la entrada de Algodonales los carteles con los rostros de los candidatos (sobre todo del PSOE, que gobierna en el pueblo desde hace 20 años) nos saludan en banderolas. Pasamos ante la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario, de cuya almazara sale un excelente aceite, Algodoliva, que puede encontrarse en casi cualquier establecimiento de alimentación de la población.

En la Plaza Alameda, donde se alza imponente la iglesia de Santa Ana, encontramos un grupo de hombres de mediana edad que conversan de la vida mientran la ven pasar. ¿Qué piensan de la campaña electoral?, preguntamos. ¿Creen que volverá a ganar la izquierda? Salva toma la voz cantante. “Bueno, yo ya no sé si Ángel Acuña es de izquierdas o de derechas, porque toda su familia ha sido históricamente de derechas, lo que pasa que este hombre tenía otras miras”, dice con media sonrisa.

Una señoras se encaminan hacia el Mercado de Abastos mientras pasan por delante de un poético mural. Una señoras se encaminan hacia el Mercado de Abastos mientras pasan por delante de un poético mural.

Una señoras se encaminan hacia el Mercado de Abastos mientras pasan por delante de un poético mural. / Julio González

Ese otro objetivo del que habla el vecino era la Junta de Andalucía, donde Acuña estuvo siete años desempeñando diferentes cargos, entre otros, el de delegado provincial de Medio Ambiente. Por lo que somos capaces de leer entre líneas, hay quien no ha olvidado que el socialista dejara su puesto como alcalde –al que llegó por primera vez en 2003– para enrolarse en la maquinaria autonómica.

Acuña tendrá que pelear por repetir en el cargo con otros tres candidatos: Alfredo Moreno (PP), Jéssica Jiménez (IU) y Álvaro Montesino (Vox). La batalla está servida. Algodonales tiene buena cara, aunque hay vecinos que lamentan que no haya más empleo para que “muchos no tengamos que irnos a recoger la fresa a Huelva o de temporeros a Francia. Ojalá hubiera alguna empresa importante que generara trabajo como ocurre en otras localidades de la comarca, con cooperativas agrícolas, pero aquí cada vez que se ha intentado ha fracasado porque siempre hay algún listo que quiere meter la mano”, cuentan en un banco cercano al Ayuntamiento.

Precisamente al lado de la Casa Consistorial, frente a la iglesia de Santa Ana, están las escaleras que conducen al Mercado de Abastos. Al descender nos encontramos con varias señoras que con sus carros de la compra se aventuran por su galería. Encuentran los puestos cerrados y les sale una queja cuando las interrogamos por cómo ven su pueblo. “Antes tenía más vida, ahora sobre todo hay mucho turista. Y lo del mercado me molesta, porque sólo hay puestos de pescado y la fruta y la verdura se vende en tiendas de comestibles. Antes también estaban aquí y daban mucha vida”.

En frente, en el bar El Canijo, una pareja de franceses toma un tentempié. En la puerta de cristal todavía se anuncia la recreación histórica del pasado 1 de mayo que recuerda la valiente resistencia del pueblo serrano contra las tropas gabachas. “Con la que les dimos y todavía tienen ganas de venir los primitos de Napoleón”, dice un chaval con una sonrisa descarada cuando le preguntamos por los visitantes. “Hay mucho francés por el pueblo, de lo que más. Apenas quedan casas libres para alquilar. Hay fines de semana en que la plaza está llena de gente de fuera. Muchos vienen por el tema del parapente, otros simplemente de turismo por la Sierra. Tenemos precios competitivos, buena comida y un ambiente tranquilo. Se podría decir que ahora mismo Algodonales vive en su mayor parte del turismo”, cuenta un hostelero del centro.

Muchos extranjeros se dejan ver por Algodonales. Muchos extranjeros se dejan ver por Algodonales.

Muchos extranjeros se dejan ver por Algodonales. / Julio González

Pero, se quiera o no, la realidad es que los deportes aéreos son un apoyo básico en la economía algodonaleña. Como ejemplo baste decir que de la treintena de empresas de deportes de naturaleza que están erradicadas en la Sierra de Cádiz, 19 de ellas se sitúan en Algodonales. “Hay mucha gente joven que ve una posibilidad de negocio y se lanzan a este sector”, nos cuenta Antonio mientras paseamos por el pueblo.

Una de las apuestas del equipo de Gobierno de Acuña fue ir más allá y pensar en qué hacer en esos días en que las condiciones meteorológicas no permiten volar. Por ello crearon 45 kilómetros de senderos, la conexión con la Vía Verde y pusieron en marcha el proyecto del pantano para la temporada veraniega, que congrega a casi 5.000 personas para practicar deportes náuticos. Todo esto, sumado a las casas y alojamientos rurales, completa una oferta turística muy interesante.

Y eso que también hay quien lamenta que el boom inmobiliario esté empezando a dejarse sentir por el pueblo. “Si suben hasta la zona del instituto verán la promoción de viviendas que iban a hacer allí y cómo está toda la zona de dejada. Eso también es Algodonales”, dice otro viandante que a sus 64 años afirma que nunca ha pensado en salir del pueblo que le vio nacer.

Una de las grandes esperanzas de los algodonaleños es que el polígono industrial de El Arenal vaya atrayendo miradas de empresas que quieran asentarse en una zona estratégica de la Sierra, situado a 45 minutos de Jerez y a una hora de Sevilla o Cádiz pero a 15 minutos de Ronda. La cesión de los terrenos (unos 65.000 metros cuadrados) por parte de Diputación debe dar un espaldarazo a esa otra parte de la población que prefiere no confiarlo todo a los vientos.

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