Cuando el sometido acaba sometiendo

Barcelona - Cádiz | El análisis

El Cádiz resiste en su trinchera la calidad de un grande y asesta el zarpazo soñado en una noche perfecta

Los jugadores del Cádiz hacen piña antes del inicio del encuentro en el Camp Nou. / EFE
F.J.D.

Cádiz, 19 de abril 2022 - 13:03

Dentro de las numerosas cuentas en cuanto a la suma de puntos para que el Cádiz CF consiga la permanencia, la visita a todo un FC Barcelona se dejaba a cero. Lógico. Las miradas apuntaban en plena Semana Santa a la cita contra el Athletic de Bilbao este próximo jueves, que se miraba y se mira como clave para dar otro paso hacia la salvación. No ha cambiado nada de esa apreciación, aunque es indiscutible que la heroicidad del Camp Nou abre ese encuentro con un talante mucho más favorable y menos tensionado, que no quiere decir que haya lugar a la relajación.

El Cádiz CF se presentó en el campo de un grande venido a menos sabiendo que iba a ser sometido del primer al último minuto; es la ley del más fuerte contra un pequeño. Pero el equipo de Sergio González no salió acomplejado ni mirando el marcador temiendo un saco de goles. Hizo lo que podía -defenderse con un orden exquisito- y esperar algo de oxígeno ofensivo para que el rival viera sus zarpas. El resto pasaba por tener puntería para aprovechar una de sus escasas llegadas -al final no fueron tan pocas- y poner boca abajo un feudo y un adversario que lleva tiempo caminando por la sombra.

El Cádiz CF fue sometido pero acabó sometiendo para mostrar al Barça y a su afición -esa que cantaba "a Segunda oé"- el marcador; 0-1 y todos para casa, aunque algunos más contentos que otros. Para contento, Sergio González, que ha sido capaz de hacer historia con una victoria que quedará para el recuerdo porque nunca antes el amarillo había 'profanado' el templo del barcelonismo. El 18 de abril el Cádiz CF hizo la Pascua a un enemigo de otra Liga, de otro mundo dentro del planeta fútbol.

El cadismo se volvió literalmente loco cuando vio la alineación elegida por Sergio; casi todos se temían lo peor mientras que los más partidarios entendían que la partida de cartas válida es la del jueves. Poca fe en unos tiempos que escasea en casi todos los ámbitos. Los menos habituales aguantaron el tifón azulgrana -por momentos reducido a rachas de viento fuerte- y montaron un muro sólido y solidario en el que trabajaban todos. Fue un trabajo colectivo, si bien hubo puerta grande para Conan Ledesma. El argentino mostró el lunes en el Camp Nou que es un portero de Primera; hay dos o tres intervenciones que mostraron en el escenario soñado lo que esconden sus guantes.

Pero de defensas no sólo vive el hombre ni el Cádiz CF. Los amarillos dejaron el complejo en el baúl que carga el bueno de Juanito Marchante y atacaron con descaro cuando los espacios abrieron la puerta a las contras. Antes del único gol, Lucas Pérez tuvo una clarísima de la que se hubiera acordado si luego no hubiera rectificado con el 0-1. Esa valentía a la hora de salir a buscar a Ter Stegen no estaba reñida con la lógica de saber esperar y cerrar espacios ante un enemigo que apretaba por todas las zonas de ataque con un Dembelé que se multiplicaba y que le dio la noche a Pacha Espino.

La leyenda del Cádiz CF se iba haciendo grande cuando una contra escandalosa, en el momento en el que Xavi Hernández metió la directa para 'aplastar' a Sergio y sus pupilos, acabó con una sucesión de remates y el gol de Lucas Pérez. El equipo demostró en ese momento que no sólo era capaz de defender. Pocos apostaban a que la resistencia cadista perdurara hasta el 98', que fue lo que se alargó una cita para la historia y que supone un espaldarazo al objetivo de la permanencia.

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