Las rebajas de enero ya están aquí. El Cádiz CF sufre un monumental atasco a mitad de temporada que provoca el paulatino acercamiento de los perseguidores más próximos en la clasificación. Todas las cifras reflejan una clara ralentización de la producción.

¿Crisis, alarma, bache…? Cada uno puede poner la palabra que considere a la actual situación, que no es la mejor. En el club brota la preocupación. Lo reconoció el propio Álvaro Cervera minutos después del empate a tres frente al Mirandés.

El desenlace no pudo ser más traumático en el envite ante el cuadro rojillo, como si el Cádiz CF hubiese perdido por goleada en el tiempo que dura un simple pestañeo. El hecho de recibir dos goles, no uno, sino dos, en pleno periodo de prolongación, convirtió en una terrorífica pesadilla un partido que estaba más que resuelto.

Dos goles en el noventa y tantos y dos puntos que se escaparon por el sumidero de la desesperación de un equipo que de pronto se olvida de ganar. Por un lado están los números, por otro el rendimiento y finalmente las sensaciones. Todos los elementos confluyen en una conclusión: es el peor momento de la temporada.

Los datos no dejan un resquicio para la duda. El Cádiz CF encadena por primera vez esta temporada tres encuentros de Liga consecutivos sin una victoria, cuatro si se une a la cuenta el choque de la Copa del Rey contra el Logroñés.

Al margen del desagradable, aunque intrascendente, varapalo en el torneo del ko, los amarillos se hicieron sólo con dos puntos de los últimos nueve. Se dejaron siete puntos en el camino tras caer ante el Numancia y empatar frente a la Ponferradina y el Mirandés (estos dos últimos recién ascendidos). Un pobre recorrido.

No parecían figurar esos tres rivales entre los más temibles de la categoría de plata, con el agravante de que dos de esos enfrentamientos tuvieron como escenario el estadio Carranza.

El santuario cadista deja de ser un fortín de la noche a la mañana. El conjunto de Cervera se empleaba con mano de hierro en su feudo pero los últimos tres compromisos como local los saldó sin un triunfo: equis ante el Elche, el conocido revés ante el cuadro soriano y la igualada ante los burgaleses. Dos meses sin una alegría en casa. Una herida abierta que añade un plus de presión.

Un equipo con aspiraciones de ascender no puede permitirse el lujo de dejar volar los puntos en su terreno así como así. No está la cosa como para hacer regalos. Los dos extraviados ante el Mirandés son de los que volverán al primer plano del recuerdo en el caso de que emerjan los lamentos al final de temporada.

El retroceso es una consecuencia de un fallo multiorgánico que no afecta en exclusiva a los males que aparecen en Carranza. El Cádiz CF se embolsó sólo seis puntos de los 18 disputados en las últimas seis jornadas, en las que sólo fue capaz de ganar un encuentro: 0-2 contra el Real Oviedo en el estadio Carlos Tartiere.

La tendencia es decreciente a día de hoy. El conjunto gaditano acumuló 28 puntos en los 11 capítulos iniciales del campeonato y en la siguiente mitad, los 12 siguientes, se hizo con 17 hasta llegar a los 45. Ahora transita a un paso más lento.

El Cádiz CF sostiene el liderato gracias a la enorme diferencia que alcanzó avanzada la primera vuelta. En la 17ª jornada disponía de una renta de diez puntos sobre el tercero que ahora se quedan en seis. El margen se va reduciendo a la espera de una reacción que no llega a la vez que se acrecientan las dudas.

El líder cotiza a la baja mientras algunos de sus rivales suben como la espuma. El Real Zaragoza es el mejor equipo de las últimas diez jornadas con 20 puntos. El Huesca, el tercero con 17. El Cádiz CF es el octavo con 14. Toda una señal del actual desarrollo de la competición. Los dos aragoneses son los que más acechan a los amarillos desde la tercera y la cuarta plaza, a seis puntos en ambos casos. No hay que olvidar al Almería, segundo. Son los tres principales competidores de los amarillos

Todos aprietan mientras el Cádiz CF no termina de arrancar en una definitiva segunda vuelta que se puede hacer muy larga si no hay una pronta respuesta.

Y la respuesta inmediata pasa por evitar la catarata de goles que recibe en los últimos tiempos. Siete tantos, nada menos que siete en contra en los dos duelos más recientes como anfitrión. Una auténtica barbaridad que echa por tierra cualquier tentativa de victoria.

Si un equipo que basa su juego en la solidez concede goles con una facilidad pasmosa es que sufre un problema como mínimo preocupante.