El Cádiz CF disfruta de la felicidad que supone pertenecer a la elite del fútbol español. La temporada 2020/21 fue todo un éxito gracias a la consecución del objetivo de la permanencia en Primera División con una solvencia que pocos podían pensar antes de que el balón empezase a rodar en septiembre de 2020.

Para valorar lo que está haciendo el Cádiz CF no conviene olvidar en que situación se encontraba no hace mucho tiempo y el 29 de mayo es una fecha que viene como anillo al dedo para recordarlo.

Y es que justo ese mismo día pero cinco años atrás, en 2016, el conjunto amarillo dio el primer paso para poder llegar a la privilegiada atalaya en la que se halla en el feliz presente.

Aquel 29 de mayo, el Cádiz CF se presentó en el estadio de A Malata con papeletas para quedarse en la cuneta tras el cero a a cero cosechado en Carranza ante el Racing de Ferrol en el choque de ida de la primera eliminatoria por el ascenso a Segunda A.

Con Álvaro Cervera recién llegado al banquillo un mes antes, el Cádiz CF, cuarto del grupo IV de Segunda B, se enfrentaba al segundo clasificado del I y favorito pasa pasar de ronda.

Pero Cervera ya había empezado a imprimir su estilo de juego, con las líneas muy unidas sobre el césped de un equipo entregado al cien por cien a las labores defensivas para después sorprender a la contra o con una alguna acción a balón parado.

El Cádiz CF se plantó en territorio gallego bien protegido en su parcela y antes de la media hora ya había noqueado a su rival con dos goles marca de la casa obra de los dos puñales del equipo: Álvaro García y Salvi Sánchez.

Ganaron 1-2 los gaditanos aquel 29 de mayo en el que dieron un paso importante, no sólo por tumbar al Racing de Ferrol, sino por crecer en confianza y presentar sus credenciales al ascenso con un modelo tan simple como infalible diseñado por Cervera y ejecutado con maestría por jugadores que si algo mostraron fue oficio. Después tocó el Racing Santander y por último el Hércules y a todos le aplicó el Cádiz CF la misma medicina.

Cervera tenía tan claro que las opciones de éxito pasaban por el sistema defensivo que hasta la arriesgada  apuesta por el central diestro Servando en el lateral izquierdo le salió ganadora. El isleño, todo compromiso, se adaptó y se convirtió en uno de los protagonistas. En A Malata, el zaguero sirvió un milimétrico servicio a Salvi en la jugada que se tradujo en el segundo gol.

Aquel triunfo fue la primera piedra del sólido edificio que estaba comenzando a construir el Cádiz CF de la mano de Cervera. Cinco años después el conjunto amarillo está en Primera con el pasaporte para su segunda campaña seguida integrado en el grupo de la élite.