Cádiz

La memoria no se acuerda del Doce en Cádiz

Trabajos de restauración del Oratorio de cara a los fastos de 2012

Trabajos de restauración del Oratorio de cara a los fastos de 2012 / Julio González

El Oratorio de San Felipe Neri formará parte de los lugares de la Memoria Democrática, como un referente de nuestra vida democrática y como parte esencial de la propia historia de España.

El edificio, junto al Teatro de las Cortes de La Isla, acogió a los diputados que redactaron la primera Constitución española, ejemplo de un texto liberal que fue compartido en parte por otras naciones del mundo, entre ellas quienes se independizaron de España en América. Todo ello, más que suficiente para formar parte de los enclaves o figuras que la nueva Ley quiere destacar.

El Oratorio, de esta forma, se integrará en un Inventario Estatal de Lugares de la Memoria Democrática.

Sin embargo, y atendiendo a lo expuesto en la nueva Ley, no se acompaña, por el momento, esta denominación con planes inversores para mantener el equipamiento, que en su día fue rehabilitado por la Junta de Andalucía que gastó 7 millones de euros en salvar un edificio que amenazaba ruina, o para promocionar su uso.

No hay que olvidar que el plan que se diseñó para el Oratorio con motivo del Bicentenario, hace hoy una década, apenas se ha cumplido más allá del año de la celebración.

La sede constitucional iba a mantener este carácter histórico tras superar estos fastos, estrechamente unida con el vecino Centro de Interpretación del Doce. Sin embargo, este complemento esencial, que incluía un espectáculo audiovisual proyectado en la cúpula del templo, quedó interrumpido tras la ruptura del acuerdo de uso entre la Junta y la Iglesia, propietaria del edificio.

Hoy, en la visita al Oratorio no hay referencia a su papel esencial en la confección de la Constitución de 1812. Sólo lo salva, para curiosos, las placas conmemorativas que cubren su fachada exterior.

Así que, cuando se incluya en este catálogo histórico será necesario lograr un uso más adecuado del Oratorio, que en su día estuvo a punto de pasar a manos de la Junta, como ya ha pasado con otras iglesias (ahí está el ejemplo de San Luis, en pleno centro de Sevilla, rehabilitado por la Junta como activo centro cultural). Es decir, quien hoy visita la cuna del constitucionalismo salvo que vaya advertido de su papel relevante en 1812 desconoce la relevancia del inmueble.

Lo malo, para Cádiz y para este interés estatal por defender y recordar nuestra historia democrática, es que la Constitución de 1812 pasa de largo en el día a día de la ciudad: como referente cultural y como atracción para un turismo de calidad.

Junto al ejemplo más evidente del Oratorio de San Felipe Neri, desde hace años permanece cerrado el Centro de Interpretación del Constitucionalismo, que se ubica en pequeño edificio junto al templo y al colegio público. Lejos queda del ambicioso proyecto que, de cara al Bicentenario, se planteó para unificar el edificio del centro educativo con el Oratorio e incluso el cercano Museo de las Cortes (el único sobre el que desde hace unos meses se trabaja para mejorar su proyección constitucional y su mantenimiento, en este caso en manos del Ayuntamiento), y que no salió adelante por la negativa de algunos colectivos ciudadanos. Y todo sin olvidarnos de la necesaria restauración que reclama desde hace años el Monumento de la plaza de España.

Junto a ello, la ciudad no ha sabido aprovechar los lugares donde estuvieron los diputados, donde vivieron, donde se reunieron. El catedrático Alberto Ramos Santana, el mayor investigador de este periodo, ya diseñó hace más de una década un ambicioso proyecto, junto a Juan José Gelos, para conocer estas rutas, para conocer sus referencias en la ciudad y para mantener la presencia de la Constitución de 1812 en Cádiz.

Recordaba entonces Ramos Santana que "Cádiz es la única ciudad del mundo que ha dado nombre a una Constitución".

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