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Narcotráfico

La Corrala sin ley

  • La Policía advierte que narcos de toda la Bahía empiezan a establecerse en el edificio okupado, donde se multiplican las peleas y la inseguridad vecinal

Una imagen del edifcio conocido como La Corrala de la Bahía, situado en la intersección de las avenidas Portugal con Juan Carlos I.

Una imagen del edifcio conocido como La Corrala de la Bahía, situado en la intersección de las avenidas Portugal con Juan Carlos I. / Lourdes de Vicente

La oscuridad envuelve a la Corrala de la Bahía. La negrura que se expande por todos los rincones de este edificio, okupado desde enero de 2015 y cuyas normas de convivencia hace mucho que saltaron por los aires, trae por la calle de la amargura a la Policía Nacional. De aquellas 28 familias que entraron en el inmueble que había erigido Goncava antes de declararse en quiebra, son muy pocas las que allí se mantienen. Los motivos de esta huida progresiva son varios: las peleas, que en las últimas semanas han llegado a su cota más alta con el apuñalamiento de una persona; las desavenencias entre los okupantes de estas 28 viviendas y, sobre todo, la venta de droga, principalmente rebujito, y el consumo que se lleva a cabo en el edificio.

Cuando más de 80 personas, 32 de ellas niños, decidieron entrar en las 28 viviendas con las puertas abiertas y primeras calidades que tenían ante ellos como monumento perpetuo al estallido de la burbuja inmobiliaria, hubo hasta partidos políticos que apoyaron sus reivindicaciones. Los okupas pidieron tener acceso a electricidad y agua corriente. Pensaron que la salida del PP del Ayuntamiento y la llegada de Podemos les allanaría el camino, pero en estos cuatro años, lejos de llegar la luz lo que ha llegado a la Corrala han sido las tinieblas, y con ella la droga y la violencia.

Cada vez quedan menos de las 28 familias que okuparon el edificio en 2015

Antes de que Fernando El Dote, en palabras de un policía con quien se las ha tenido tiesas desde hace más de 20 años “un tipo malo que siempre lleva un arma blanca y va a hacer daño”, clavara un cuchillo de siete centímetros de hoja en la clavícula de otro presunto consumidor habitual de droga, los agentes de la Unidad de Pequeño Tráfico de la Udyco Bahía de Cádiz ya llevaban meses vigilando la Corrala. Fueron denuncias ciudadanas y de la propia Asociación de Vecinos de Segunda Aguada las que alertaron de que se estaba produciendo un efecto llamada y que las viviendas antes okupadas por familias con niños habían sido cedidas, a veces hasta traspasadas, a narcotraficantes que habían atraído a un ejército de walking dead al edificio. “En La Corrala nos encontramos con muchos problemas por la oscuridad, acceder a ese edificio completamente a oscuras tiene su guasa”, dice un agente. “En un principio parecía que la okupación era para hacer un bien a algunas familias necesitadas, pero ahora hay mucha gente problemática”.

Especifica la Policía que todavía quedan personas que no se meten en nada, que intentan simplemente tener un techo ante el que refugiarse, una vivienda, pero “cada vez quedan menos”, aseguran. “Se van porque hay peleas cada dos por tres, gente consumiendo ya no sólo dentro de las casas sino incluso en las zonas comunes. Porque la papela de rebujito a veces la venden directamente en el papel de plata y la van fumando mientras van bajando las escaleras, para que si los detenemos a la salida no les encontremos nada”. No obstante, puntualizan que algunos de los traficantes “también tienen su propia familia con niños pequeños, pero eso no les impide vender ni consumir”.

Robos con fuerza

En los últimos meses la Policía Nacional ha llegado a encontrar en los bajos del edificio cajetines de máquinas registradoras robadas y cuyo contenido ha sido cambiado por droga. “Uno de los tipos que hemos detenido últimamente incluso estaba empadronado allí, en avenida de Portugal 56”, que es la dirección de La Corrala.

Algunos de estos nuevos inquilinos del bloque arrastran un rosario de detenciones, no sólo por tráfico de estupefacientes sino por robos con fuerza en diferentes comercios de la ciudad.

La Policía teme que estén proliferando las ofertas de narcos que pretenden establecerse en alguna vivienda de La Corrala para vender desde allí. “Hay que tener en cuenta que por las características del inmueble, que recuerda en su estructura a los existentes en Sanlúcar, facilita que los aguadores den la voz de alarma cuando intentamos penetrar para pillarlos. Esto, y la oscuridad reinante, nos pone las cosas difíciles”.

En La Corrala se vende sobre todo rebujito, prácticamente un 90%, y un 10% de heroína, casi toda reducida a algunos históricos vendedores y consumidores que continúan empeñados en desafiar a la parca.Sobre la agresión con cuchillo cometida presuntamente por El Dote, la Policía asegura que la víctima “se salvó por los pelos, porque el cuchillo le chocó con el hueso de la clavícula, porque en caso contrario le hubiera alcanzado el corazón”. El policía que habla con nosotros conoce bien al Dote. “Siempre lleva navaja. Va a Sanlúcar a por droga hasta dos veces al día para venderla, papelas de rebujito que se guarda dentro de su cuerpo, lo que aún nos complica más su localización. Unos días antes de esta agresión le requisamos una navaja que llevaba en el bolsillo. Es un tío peligroso y que además de en La Corrala vendía en una casa del Cerro del Moro. Ahora que lo hemos quitado de en medio los ciudadanos han salido ganando, aunque eso sí, enseguida otro ha cogido el relevo. Eso es así, es una lucha permanente”, dice el policía.

Agentes de policía durante una intervención antidroga en Sanlúcar. Agentes de policía durante una intervención antidroga en Sanlúcar.

Agentes de policía durante una intervención antidroga en Sanlúcar. / Fito Carreto (Sanlúcar)

Los agentes del Grupo de Pequeño Tráfico son conscientes de que en La Corrala se vende mucha droga. “Van a Sanlúcar y por 90 euros se traen 16 papelas, una de regalo. Ellos las venden a diez euros, así que sacan 70 euros de beneficio por cada 90 invertidos”.

Ahora mismo en el bloque impera la ley del más fuerte. Por ello, agentes de la Policía Nacional consideran que “la única solución es que el banco que tiene ahora mismo la propiedad del edificio lo desaloje y lo cierre a cal y canto, con algún tipo de obra, con planchas de acero, algo que evite a los pequeños narcotraficantes seguir metiéndose allí para utilizar sus viviendas como narcopisos donde vender y consumir. Porque en caso contrario, si esto sigue así, lo peor estará por llegar”.

Efecto llamada

Y es que la Policía maneja información que habla de que narcos de otras localidades de la provincia, como Jerez, El Puerto o Sanlúcar “están empezando a establecerse en La Corrala”.

Además, la Policía alerta de que se vende droga en pisos de protección oficial, incumpliendo de esta forma el contrato formalizado para la cesión de las viviendas. “En un piso de Procasa de la calle Alcalde Blázquez tenemos constancia de que se está vendiendo. Hay vecinos que lo han denunciado, que lo han puesto en conocimiento de Procasa, que sin embargo se lava las manos. Si hay una persona que se dedica a vender droga en una vivienda social hay que quitársela, porque hay ciudadanos que lo están pasando muy mal y quieren una respuesta adecuada a este problema”.

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