Inversiones públicas

Europa le saca los colores a Cádiz

  • Los proyectos públicos sin ejecutar en la capital se eternizan y sólo ven solución en el dinero de la UE

El Valcárcel, con un futuro cada vez más incierto.

El Valcárcel, con un futuro cada vez más incierto. / Julio González

La carta a Europa, en plan Reyes Magos, que han mandado todas las administraciones e instituciones públicas a la búsqueda de dinero para financiar proyectos en Cádiz (y, en extensión, por todo el país), deja en evidencia a todas ellas y a la falta de un compromiso claro con la ciudad o, al menos, a una mejor previsión en cuanto a las prioridades que ha tenido y tiene la capital.

Es cierto que en evidencia están ya desde hace años, tantos como cuando comenzaron a acumularse promesas incumplidas y la ciudad, tan corta de espacios libres y tan necesitada de determinados equipamientos, veía como quedaban vacíos solares públicos y edificios cerrados con tendencia al abandono, con todos los proyectos para darles uso abandonados, ignorados o guardados en el cajón de los malos recuerdos.

Ahora, los millones de Europa se ven como la panacea para sacar adelante todas estas operaciones.

Ya se ha iniciado el proceso de recopilación de proyectos por áreas, tras el listado, enorme, que se confeccionó hace unos meses con todas las peticiones realizadas a la UE. Así, en apenas unos meses estas mismas administraciones podrán saber si van a contar con este dinero para cumplir sus promesas.

Si al final no lo logran, se verán en la necesidad de explicar a la ciudadanía qué van a hacer con estas operaciones, si las van a emprender con sus propios presupuestos o, lo más fácil, si van a dejar seguir pasar el tiempo hasta que las próximas generaciones ya, simplemente, no se acuerden de ellas más allá de lo publicado en los periódicos.

Lo cierto es que comparando Cádiz con otras capitales o grandes ciudades de la región, por no abarcar toda España, nuestra ciudad sale especialmente malparada ante la inoperancia inversora de la administración pública. Hasta tal punto que su reducido territorio acumula solares públicos sin uso desde hace dos e incluso tres décadas, con lo que ello significa de pérdida económica para la ciudad (un ejemplo: el hotel en Valcárcel. Su apertura en tiempo y forma hubiera atraído desde entonces a miles de visitantes, y más con un alto poder adquisitivo al ser un complejo de cinco estrellas. O lo que hubiera ganado Cádiz en este tiempo con el Castillo de San Sebastián ya rehabilitado, como gran oferta turística y cultural a nivel internacional).

El Hospital Puerta del Mar, pendiente de contar con un nuevo edificio. El Hospital Puerta del Mar, pendiente de contar con un nuevo edificio.

El Hospital Puerta del Mar, pendiente de contar con un nuevo edificio. / Julio González

La no ejecución de algunos de estos proyectos ha seguido mermando la calidad de la atención que el ciudadano recibe en aspectos relacionados con la justicia (sedes judiciales dispersas y mal equipadas ante la falta de la Ciudad de la Justicia) o, sobre todo, con la salud (continuidad del Hospital Puerta del Mar ya saturado a pesar de las mejoras en un edificio antiguo y pequeño que no permite ampliar la atención médica a los gaditanos, a falta del complejo del Hospital Regional).

Y no digamos con la educación (Facultad de Ciencias de la Educación en Valcárcel -al no construirse el hotel previsto por Zaragoza Urbana) o con el deporte (el cierre del Pabellón Portillo sin encontrar sustituto).

La larga carta remitida a Europa traslada también la imagen de administraciones sin un plan de actuación claro, sin un plan de inversiones sustentado previamente con fondos. Todos compromisos pintados en papel, nada más. (Ahí están ejemplos como el Teatro del Parque, aún sin construir; o el vestíbulo de la estación, terminado desde hace más de quince años y nunca puesto en uso)

A la vez, traslada la imagen de falta de trabajo en común entre estas mismas administraciones, incapaces de sacar adelante proyectos que implican a varias de ellas, ya sea por inoperancia administrativa como por disputas ideológicas.

Todo ello desemboca en una realidad dura: la falta de atención que recibe Cádiz por parte de otras administraciones. Si lo que depende del propio Ayuntamiento ya quedará en el debe del correspondiente gobierno municipal en las elecciones locales, el resto ha sido ignorado por los gobiernos regionales y estatal sin ningún y rubor y, lo que es peor, sin ninguna capacidad de la misma Corporación gaditana para presionar y conseguir su ejecución.

Junto a ello, la ciudadanía carece de fuerza para articular colectivos con el poder suficiente para reclamar los derechos de Cádiz.

Por si fuera poco, en todas las actuaciones dependientes tanto de la Junta como del Estado se ha ido recortando la inversión inicialmente prevista, mientras que en otras capitales de la región el dinero no ha faltado para la ejecución de proyectos similares.

Si finalmente Europa deja fuera de sus fondos a buena parte de estas operaciones (teniendo en cuenta en el lista se han incluido otras ajenas al listado histórico), la ciudad podría entrar en una situación de riesgo en este caso no pandémico sino social y económico, tras asumir la ausencia de interés por el futuro de la misma.

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