Cádiz| Entrevista

Juan Bartual: “Ahora la medicina está maltratada y mal pagada”

  • Aunque nació en Valencia, Juan Bartual Pastor se siente gaditano y está muy feliz por el Premio Medicina Gaditana que acaba de concederle el Colegio de Médicos.

  • El que fuera catedrático de Otorrinolaringología la Facultad de Medicina de Cádiz, jefe de Servicio en el Hospital de Mora y posteriormente en el Clínico de Puerto Real habla en esta entrevista sobre este galardón y sobre su vinculación con la sociedad y la cultura de esta ciudad.

Juan Bartual este lunes en la terraza de su casa de Cádiz.

Juan Bartual este lunes en la terraza de su casa de Cádiz. / Lourdes de Vicente

–El Colegio de Médicos ha reconocido su dilatada labor en la provincia, su profesionalidad y su enorme compromiso social, ¿qué supone esto para usted?

–Para mí, este es un premio muy especial por la sencilla razón de que está concedido por los compañeros, y eso quiere decir que es un premio muy cercano y, por lo tanto, para mí muy importante.

–No es el primer premio que usted recibe, pero dado el momento y la situación actual, dijo que le producía especial alegría y pena a la vez.

–Fundamentalmente es una alegría, y una alegría insospechada porque es un premio que me viene cuando estoy a punto de terminar mi vida, porque, lógicamente, a mi edad, si hubieran tardado un poquito más igual ni me lo pueden dar. Esa es la realidad. Y por lo tanto, es un premio que me alegra muchísimo.

–Pero comentó que le daba pena no poder compartirlo con sus seres queridos.

–Bueno, eso sí. Es una gran pena porque con la situación actual que hay en España es lógico que no haya ninguna ceremonia, como ha habido otros años. Y mi familia es que no puede venir. Yo tengo a los dos hijos médicos precisamente en Zamora y en Ciudad Real, que están confinadas. Y eso es un poco triste, pero bueno, qué le vamos a hacer, la vida es así.

–Nació en Valencia pero lleva muchos años en Cádiz, ¿se siente gaditano?

–Me vine en 1968 pero, entre unas cosas y otras, llevo 54 años porque de pequeño también viví tres años en Cádiz después de la guerra, cuando a mi padre lo destinaron como catedrático aquí. Y por supuesto que me siento gaditano. Entre otras cosas, cuando yo gané las oposiciones, las gané con el número 1 y pude escoger entre Salamanca y Cádiz, y escogí Cádiz por el recuerdo tan maravilloso que tenía de mi infancia aquí. Luego, cuando vine y vi cómo estaba la Facultad de Medicina, me dieron ganas de marcharme. Pero en fin, eso ya es otra historia. O sea, que llevo muchos años vinculado a Cádiz, mucho más que a mi tierra.

"Mis compañeros de la Universidad decían que era impropio de un catedrático participar en el Carnaval”

–Y ha estado vinculado también al Carnaval.

–Mucho. Yo he participado en el Carnaval muchísimo. He participado como corista en tres coros y mis hijos, hasta que se marcharon de aquí, intervenían en chirigotas callejeras con los compañeros de la Universidad. Es decir, mi familia ha vivido mucho el Carnaval porque el Carnaval tiene muchas facetas que son idénticas o equiparables a las Fallas de Valencia; porque el Carnaval, como las Fallas, es crítica, es música, es alegría y sobre todo es proporcionar satisfacción a todo el mundo. Y claro, eso me atrajo. Al principio, me costó muchos disgustos en la Universidad porque ningún compañero comprendía que yo me dedicara a participar en el Carnaval, decían que eso era impropio de un catedrático. Hubo una vez un decano que me dijo que eso sería la muerte de mi consulta particular y se equivocó porque después de eso tuve más clientela. Pero sólo participé los años buenos, después de ‘Academy guan point de los estates quietos’ no volví a salir porque ya el ambiente se hizo muy desagradable, tanto por el comportamiento del público como de las agrupaciones.

–En su trayectoria profesional ha destacado tanto a nivel académico como asistencial, ¿tenía preferencia por alguna de estas facetas?

–En absoluto, me interesaban las dos. Y en lo que respecta a la sociedad gaditana, conseguí que se fundara la Asociación Gaditana de Laringectomizados y Limitados por la Voz (Asgalav), que ha realizado una labor importantísima en la rehabilitación de estos pacientes, y promoví la creación del Colegio Provincial de Sordos. También estoy muy vinculado a las facetas sociales y culturales de Cádiz, por ejemplo, formo parte de la asociación Cádiz Ilustrada y últimamente llevo tiempo participando en la asociación Pro–Rehabilitación de la Iglesia Castrense, por lo tanto, me siento muy vinculado a la sociedad gaditana. Vamos, me siento más gaditano que valenciano ya, porque llevo más años aquí. Tenga en cuenta que yo en Valencia nací, estudié la carrera, después me fui seis años al extranjero y luego ya me vine aquí, a Cádiz.

–Dos de sus cuatro hijos han estudiado Medicina, ¿cree que su ejemplo ha influido en ellos?

–Efectivamente. Mis hijos me veían levantarme a las seis de la mañana para prepararme las clases, después me veían trabajar en el hospital hasta que terminaba por la mañana, y luego por la tarde, con mi mujer, que también es médico, trabajar en la consulta, y los sábados y domingos irme a investigar con mi mujer y con discípulos a hacer lo que no podíamos hacer durante la semana, porque la investigación necesita tranquilidad. Entonces, yo creo que eso les sirvió de ejemplo, para desgracias suya, porque ahora la medicina está maltratada y mal pagada.

–Su hijo Juan es también otorrino y en mayo protagonizó una protesta en el hospital de Zamora donde trabaja. Se puso en la puerta en ropa interior con el cartel ‘Desnudos frente al covid-19’. ¿Qué le pareció aquella protesta de su hijo?

–Me pareció justificada, pero no me gustó que fuera nada mas con calcetines y calzoncillos. Pero la protesta me pareció justificada porque, además, los otorrinos, cuando hacían las traqueotomías en las UCIs, el porcentaje de contagio era tremendo.

"Lo que más me duele de la situación actual es que desde febrero estoy sin ver a mis hijos y mis nietos”

–Usted, por su edad, es persona de alto riesgo frente al covid, ¿cómo está viviendo la pandemia?

–La pandemia la estoy viviendo con mucha prudencia. Mi mujer y yo procuramos aislarnos lo más posible, salimos lo imprescindible y desgraciadamente tenemos que renunciar a las relaciones sociales y familiares. Tengo a mi hijo el pequeño soltero, que vive aquí en casa, que extrema todas las precauciones cada vez que va al trabajo y tengo una hija que es profesora en la Facultad de Ciencias del Mar y que viene lo imprescindible con medidas de protección porque, claro, es que nos jugamos la vida, y a mí me gusta vivir.

–¿Y qué siente cuando ve la actitud imprudente de algunas personas?

–Hombre, me molesta mucho. Pero lo que más me duele es que entre unas cosas y otras, desde febrero estoy sin ver a mis hijos y mis nietos. Y se echa mucho de menos la actividad social, pero bueno, es lo que hay.

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