Acuerdo pensando en el 12
El desarrollo de la ciudad Objetivo: que Cádiz esté preparada para el evento
La Junta quiere negociar con el Ayuntamiento todos los proyectos pendientes
La Junta quiere dar un cambio radical a sus relaciones con el Ayuntamiento de Cádiz con un objetivo prioritario: que la ciudad esté en estado de revista en el 2012, de cara a la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812.
La entrevista entre Luis Pizarro, recién nombrado consejero de Gobernación, y la alcaldesa, Teófila Martínez, esta misma semana ha tenido una intención más allá de la protocolaria: ha sido para la administración regional el primer paso para un futuro acuerdo entre las dos administraciones en el que se incluyan todos los temas pendientes que hay en la ciudad.
Lo que busca la Junta es evitar nuevos episodios de confrontación con el Ayuntamiento, de los que no ha salido nada favorecida.
Luis Pizarro fue uno de los impulsores, en 1999, del Plan de Rehabilitación del Casco Antiguo, un programa modelo después repetido en otros puntos del país, como primer paso para recuperar el apoyo perdido de los gaditanos hacia el PSOE, tras dieciséis años de gobierno continuada.
Esa línea de apuesta por Cádiz se ha mantenido en esta década planteando proyectos de calado, hasta llegar ahora a la que se pretende activa participación de la Junta en los eventos del Doce.
Este plan de actuación comenzaba, sin embargo, a hacer agua en los últimos meses ante el más que evidente retraso acumulado en proyecto tan esenciales para esta ciudad como para la propia imagen del PSOE. La Ciudad de la Justicia cumple una década con un solir aún vacío; el nuevo hospital de Cádiz de referencia regional no acaba de iniciar las obras acumulando ya un retraso peligroso, pendiente también del rediseño de la parcela donde hoy se levanta el Puerta del Mar; el retraso en la Casa de las Artes impide ejecutar la ampliación del Museo de Cádiz en su actual edificio; la Casa Museo del Carnaval sigue siendo sólo una idea a la espera de que la administración regional ceda el suelo para su construcción... y la plaza de Sevilla, de nuevo paralizada tras ordenar la Consejería de Cultura el inicio de una sorprendente protección del edificio de la Aduana.
De todo ello quiere hablar la Junta con el Ayuntamiento. Poner sobre la mesa el desarrollo de estos proyectos, los problemas que puedan existir para su ejecución y solventarlos en el caso de que existan.
En la medida de lo posible se quiere que todo ello esté en funcionamiento de cara al 2012, aunque el calendario corre en contra de los deseos de la administración regional. El propio Ayuntamiento ya asume que buena parte de la Plaza de Sevilla no estará lista para el Doce.
Un portavoz de Adif, la empresa pública que gestiona los equipamientos ferroviarios, reiteraba ayer a este diario que no piensan hacer nada (como poner ya en servicio el vestíbulo o desarrollar la zona comercial y arreglar todo el entorno) pendiente de que se aclare el futuro de la Aduana, cuyo mantenimiento consideran incompatible con el uso comercial de la vieja terminal del tren.
Es éste sin duda el tema más espinoso en las actuales relaciones entre el Ayuntamiento y la Junta hasta el punto que dentro del propio PSOE provocó un profundo malestar la decisión de Cultura al considerar que se echaba por tierra buena parte del trabajo realizado para recuperar la confianza de los ciudadanos.
Junto a todo ello, se encuentran todos los equipamientos directamente relacionados con el Bicentenario y en los que está implicado el gobierno autónomo. La rehabilitación del Oratorio marcha sin problemas, pero no se puede decir lo mismo de la recuperación del Hospital de Mujeres y el Seminario, dos grandes obras afectadas por la crisis económica.
Actuaciones como la del castillo de San Sebastián también debería de beneficiarse con este acuerdo global, aunque la obra esté en manos de la administración central.
Según las fuentes consultadas, más allá de un convenio global entre las dos administraciones se prefiere aclarar posturas, solventar diferencias, buscar soluciones y fijar calendarios. Un marco de colaboración del que tal vez se beneficie el nuevo PGOU, cuyo texto final deberá de ser ratificado por la propia Junta y que incluye actuaciones, como los pisos sobre palafitos, muy polémicos. Se busca dejar de una vez por todas las diferencias políticas y aunar esfuerzos pensando únicamente en el futuro más inmediato de Cádiz.
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