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San Antonio, ¿Un aparcamiento para residentes en Cádiz?

Cartel de 'No hay abonos' en un aparcamiento subterráneo de Cádiz.

Cartel de 'No hay abonos' en un aparcamiento subterráneo de Cádiz. / Julio González

Convertir el aparcamiento subterráneo de la plaza de San Antonio en un servicio exclusivo para los residentes del casco histórico. Esa es la última apuesta de la plataforma que pelea por que la calle Veedor y la plaza del Mentidero vuelvan a ser peatonales, como lo han sido en un paréntesis de apenas unos meses desde que así lo habilitó el anterior gobierno de Kichi hasta que así lo eliminó el actual de Bruno García. Esa es la propuesta que Veedor–Mentidero Peatonal ha elevado al alcalde, con el objetivo de eliminar de las calles del interior del centro todo el tráfico de rotación que encuentra en San Antonio un pequeño oasis para estacionar su vehículo.

El planteamiento de la plataforma tiene de positivo que, efectivamente, restringir el subterráneo de San Antonio exclusivamente a residentes evitaría la entrada a esas céntricas calles (Buenos Aires, San Antonio, Veedor, Zaragoza…) de un buen número de turismos que a diario buscan aparcar en este punto. Y este descenso de tráfico en las calles interiores es algo que ciertamente necesita la ciudad y, como plantean desde la plataforma, viene exigiendo Europa y recogen también los distintos planes municipales (de Movilidad o de Urbanismo).

Dicho esto, cabe preguntarse si eso de convertir San Antonio en un aparcamiento exclusivo para residentes es una estridencia del todo inasumible, o si puede ser una opción en la que el gobierno municipal trabaje de cara al futuro.

El aparcamiento subterráneo, conviene recordar, está explotado actualmente por una empresa privada (Interparking, que a su vez tiene también el estacionamiento de Canalejas). Esta firma llegó a San Antonio de la mano de otra sociedad, Aparcamientos Gaditanos (Egasa) que fue quien se hizo con la concesión del subterráneo allá por 1994, cuando el Ayuntamiento necesitaba liquidez y optó por desprenderse de los aparcamientos para obtener unos ingresos que, curiosamente, sirvieron entonces para abonar las nóminas de los funcionarios locales.

La concesión municipal, según informan desde el propio Ayuntamiento, se firmó entonces por un período de 50 años, por lo que el estacionamiento mantendría este régimen de explotación privada hasta el año 2044. Hasta el 11 de agosto de dentro de 20 años, más concretamente, al ser ese el día que se firmó la concesión.

También conviene señalar que esa concesión tiene impuesta un canon que anualmente abona Interparking al Ayuntamiento. Precisamente, ha sido este viernes cuando la Junta de Gobierno Local ha aprobado la cantidad a abonar por el último ejercicio (de agosto a agosto), superando los 11.000 euros.

¿Es posible entonces el planteamiento de la plataforma de Veedor?

Teniendo todo esto en cuenta, se antoja prácticamente imposible que la empresa de aparcamientos Interparking esté dispuesta a eliminar la rotación de la plaza de San Antonio; un aparcamiento que en numerosas ocasiones luce en el luminoso exterior el rojo de “Completo” y que soporta un continuo entrar y salir de coches en sus 468 plazas repartidas en tres plantas.

Así las cosas, pudieran plantearse diversos escenarios o posibilidades para convertir el aparcamiento en exclusivo para residentes.

La primera sería el acuerdo con Interparking, que se antoja prácticamente imposible.

Si el acuerdo no se consigue, el Ayuntamiento podría optar por el rescate de la concesión. Pero en este caso, hay que señalar que en primer lugar se tienen que dar las circunstancias y razonamientos oportunos que justifiquen esta medida, que en cualquier caso decretaría un Juzgado Contencioso si viera fundamentada la operación. Y si esto ocurre, hay que tener en cuenta que el Ayuntamiento tendría que asumir el pago de una indemnización por los veinte años que le restan de concesión a Interparking (casi la mitad del período firmado en 1994 con Egasa) y también otra cantidad económica que se antoja cuantiosa en concepto de lucro cesante, por esos beneficios que a priori la empresa va a dejar de percibir al perder la titularidad de la concesión.

En medio de estas dos posibilidades (que Interparking quiera modificar la modalidad del estacionamiento o que el Ayuntamiento rescate la concesión) estaría la posibilidad de que el Ayuntamiento plantee alternativas u operaciones que interesaran a Interparking, teniendo en cuenta la próxima implantación de las Zonas de Bajas Emisiones en todo el casco histórico y de futuras medidas relativas al tráfico, que presumiblemente pueden traducirse en un descenso de actividad (y, por tanto, de ingresos) en el subterráneo.

En este camino, pudiera plantearse una permuta del Ayuntamiento con Interparking ofreciéndole la gestión del aparcamiento de Santa Bárbara a cambio de que Emasa se haga con San Antonio. Esta vía dejaría a Interparking con el 51% del rendimiento de Santa Bárbara (ya que ese subterráneo es gestionado por una sociedad, Emiso, que forman Emasa y Corsán Corvián, que tiene el 49% del accionariado); y haría a Emasa titular de San Antonio, pudiendo ya destinar su uso solo para residentes.

También pudiera darse el ofrecimiento por parte del Ayuntamiento de que Interparking se haga cargo de otros estacionamientos. Y quizás en esta línea la operación más sencilla pudiera ser que esta empresa privada sea la que explote el futuro aparcamiento que se habilitará bajo el pabellón Fernando Portillo y que tendrá capacidad para 409 vehículos, según el proyecto básico que ya tiene redactado el Ayuntamiento.

En cualquier caso, es de esperar que cualquiera de estas opciones no evite el pago de indemnizaciones a Interparking. Un escenario que hace de esta operación que plantea la plataforma de Veedor algo difícil, pero no imposible.

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