La parte mayoritaria de los propietarios de La Mallorquina de San Fernando quiere alquilar el local para que siga teniendo uso hostelero
Ya se han iniciado contactos con intermediarios y operadores, entre ellos alguna gran franquicia, y se permanece a la espera de las propuestas de los interesados
Adiós a los pasteles de toda la vida, La Mallorquina cierra sus puertas para siempre en San Fernando
La mayoría de los copropietarios de La Mallorquina están a favor de alquilar este céntrico e histórico local tras su cierre para que siga teniendo un uso hostelero. Es más, esta parte mayoritaria de la propiedad, que conforma en torno al 80% del total, ya ha iniciado contactos con varios operadores hosteleros, entre ellos alguna gran franquicia, e intermediarios inmobiliarios interesados en el alquiler de la finca. Actualmente, permanecen a la espera de recibir sus propuestas para valorarlas de cara a futuras decisiones sobre este inmueble, ubicado en el número 42 de la calle Real.
Entre estos copropietarios se encuentran varios nietos y un bisnieto de Gervasio Urréjola, quien adquiriese hace 60 años La Mallorquina tras el último traspaso de este centenario negocio.
De esta forma, el cartel de ‘Se vende’ que apareció hace escasos días en el escaparate del establecimiento, acompañado de dos teléfonos de contacto, no se ajusta del todo a la verdad, ya que sólo la parte minoritaria de la copropiedad ha expresado su interés por vender la finca. Del mismo modo que tampoco se ajustaban a la estricta realidad el cartel de ‘Cerrado por vacaciones’, que se colocó a finales de julio cuando el establecimiento cerró sus puertas a causa de incumplimientos graves de la salud pública, ni el cartel de ‘Cerrado por jubilación’ que se colocó a principios de agosto tras confirmarse el cierre definitivo del negocio.
Por otro lado, los trabajos de pintado y resanado que se efectúan desde hace varias semanas en la fachada del edificio dan respuesta a un decreto emitido por el Área Municipal de Desarrollo Urbano en agosto de 2022, que obligaba a la propiedad a realizar estas tareas para mantener la finca en condiciones de ornato público, tal y como contempla el artículo 3.3.3. de la ordenanza del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico (PEPRICH).
Este mismo decreto obligaba a acometer idénticas mejoras en la fachada de la finca colindante, situada en el 44 de la calle Real y también en poder de los mismos propietarios. Los trabajos en este inmueble sí se acometieron poco después de la emisión del decreto, mientras que los de la fachada de La Mallorquina se realizan ahora con mayor comodidad tras el cierre del negocio. De hecho, a diario son visibles una grúa y un grupo de operarios que trabajan en la zona delimitada por un vallado perimetral.
Todo parece apuntar a que el futuro de este local sigue pasando por la hostelería y que las franquicias tendrán mucho que decir al respecto. Es lógico el gran interés que suscita el local en dicho sector. En primer lugar cuenta con una ubicación estratégica: en plena calle Real, junto a la plaza de la Iglesia y a la entrada de la calle Rosario, una de las principales arterias comerciales de la ciudad. Además, la finca dispone de una amplia zona de terraza capaz de albergar numerosas mesas. Esas son las grandes bazas de esta finca.
Hay que recordar que el reciente cierre de La Mallorquina, hace ya algo más de dos meses, dejaba a San Fernando sin uno de sus negocios de toda la vida. Al frente de él se encontraba una saga familiar que durante generaciones fue referente gracias a su buena labor en confitería y repostería.
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