"Ha cambiado la manera moderna de pensar de la sociedad". Juan Fernando Ortega Muñoz, de la Fundación María Zambrano, ha dedicado casi una vida a la difusión del pensamiento de la filósofa malagueña, desconocida en España hasta hace algunas décadas a pesar de ser "la pensadora más importante que ha tenido este país y posiblemente de Europa en toda su historia". Ayer este doctor en Filosofía y Derecho Canónico y profesor emérito de la Universidad de Málaga era el encargado de descubrir el azulejo con el nombre de esta insigne andaluza que reposa sobre la puerta del aula 11 del instituto La Bahía. Dentro fotografías, pinturas, frases, murales y réplicas de la nomenclatura de calles o de un sello con su rostro decoraban el lugar. Es la manera que este centro educativo divulga entre sus alumnos la obra y éxitos de personajes ilustres de Andalucía.

"Este programa tiene como objetivo la difusión hacia nuestros jóvenes de insignes personajes andaluces de diferentes disciplinas que consolidaron o consolidan la historia de nuestra comunidad", exponía el vicedirector de La Bahía, José Ramón García, que es director del proyecto que se puso en marcha en el curso pasado. "Como educadores tenemos el deber de proteger su labor, como legado para el futuro", defendía ante los presentes. El director, David Funes, había agradecido su presencia a los asistentes, entre ellos el nuevo delegado territorial de Educación, Miguel Andreu, la alcaldesa, Patricia Cavada, y los invitados encargados de descubrir los rótulos de las distintas aulas, dedicadas a María Zambrano, Camarón de La Isla, Pablo Ruiz Picasso, Carolina Marín, Sara Baras, Celestino Mutis, Cecilio Pujazón, María Galiana, Aníbal González y Blas Infante.

Desde la dirección reconocían la implicación de los alumnos, pero especialmente de los profesores. De los diez docentes que el año pasado participaron en la iniciativa se ha pasado ahora a 23. García mencionaba especialmente a cuatro por dejar plasmada "su arte sobre las paredes": Javier Moreno, Rafael Lacasa, Diana Carvajal y Rosa Cabeza.

Antes de iniciar el recorrido por las aulas tematizadas, un grupo de alumnos obsequió a la comitiva con las coplas de una chirigota compuesta por algunos de los personajes a lo que se rendía tributo. Ya en las clases, los alumnos eran encargados de introducir cada figura. En el caso del aula 10 sobre Camarón, Lolo Picardo apuntaba que "me encuentro como en casa", en referencia al dibujo que recrea una parte del patio de la Venta de Vargas, los dibujos que representan Las Callejuelas, el rincón dedicado a la fragua o la discografía expuesta en la pared en torno a la estrella de David que José Monje tenía tatuada junto a una media luna. Javier Bey, de la peña Camarón de La Isla, se había encargado de preparar la actuación de Carmen La Chica que cantó la Nana del Caballo Grande y la alumna que bailó.

Desayunos andaluces en el CEIP La Constitución, otra de las actividades de la jornada.

En las palabras de los asistentes se notaba la emoción, que fue evidente en la intervención de Ortega Muñoz que mencionó su vinculación con San Fernando, a donde llegó "después de escapar de polizón huyendo de la persecusión en Guinea". "Aquí conocí a mi mujer", comentó. Quien fuera durante años director gerente de la Fundación María Zambrano rememoraba los años en que comenzó a descubrir a la filósofa de Vélez-Málaga, entonces desconocida, para ensalzar su "valía incalculable". Zambrano "abrió horizontes" en en un mundo que dejaba al margen a las mujeres. "María Zambrano aportó un estilo nuevo de filosofar, un pensamiento nuevo y revolucionario. Inauguró un ciclo nuevo en que los grandes filósofos quedaban aminorados", explicó.

La actividad se realizaba, como los desayunos andaluces en otros centros, el víspera de este 28-F.