Su propio afán

Enrique García-Máiquez

Para una vez que acertaba...

23 de diciembre 2025 - 03:07

Miguel Ángel Gallardo, ha cometido muchos errores. No era el mejor candidato, pero al buen hombre, para una vez que acertaba con su pretensión de no dimitir ni loco, los suyos le equivocan y lo dimiten.

Me pasma la torpeza política de los socialistas, empeñados en que el hombre afiance –al dimitir– su costumbre de equivocarse. Han decidido su suerte y le han defenestrado, pero era mejor que se acurrucase en el alféizar de la ventana, asomado a su abismo.

Ahora su dimisión hace girar los focos al fracaso (evidente) del PSOE extremeño, y alivia enormemente la atención sobre el traspié (más sutil) de María Guardiola. Ella se convocó elecciones para no depender de Vox y el resultado le hace depender el triple de Vox (el doble por el número de diputados y otra más por la moral voxera por las nubes). Pero como Gallardo ha dimitido, Guardiola puede presumir de haber reducido al PSOE extremeño a la condición de pollo sin cabeza. La consolará.

¿Y no era ya un pollo sin cabeza? Oh, sí, claro, pero en política, como en todo, importan las apariencias y los tiempos. El Cid ganó una batalla cabalgando después de muerto y Miguel Ángel Gallardo, que no es un Campeador desde luego, bien podría haber perdido un poco menos si hubiese seguido liderando como zombi. Más tarde, cuando se constituyese el parlamento extremeño, cedería el liderazgo discretamente, y a correr, digo, a quedarse… de aforado, que –por el asuntillo del hermano de Pedro Sánchez– le conviene. Y a los hermanos Sánchez también les convenía.

¿Son tan torpes los socialistas y afines que no han visto que el primero que dimite paga el pato? No, no son tan torpes, sólo están muy, muy nerviosos. Mientras Gallardo no se fuera porque él no era el último ni el principal culpable del fracaso electoral, las gentes pensarían en David Sánchez, en la corrupción, en los medios afines amparando al presidente, en la ineficacia, en los pactos con los nacionalistas, en el cierre de la central de Almaraz, en el AVE abatido y en tantas otras cosas. Gallardo cae por aquello del control de daños.

Pero hay daños que ya están fuera de control para los socialistas, como ha demostrado la jornada electoral, y, en cambio, la rutinaria dimisión nos distrae de la complejísima situación en la que ha quedado María Guardiola. El PSOE se pisa la manguera.

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