Hace 25 años estaba muy de moda el Club Siglo XXI de Madrid donde iba la gente importante a dar y a escuchar conferencias políticas. En esa misma época la Peña Los Dedócratas quiso jugar un papel parecido en la ciudad de Cádiz con un resultado más bien cutre dado el escaso nivel de los comparecientes. En todo caso consiguió ser la sede donde se fraguó el renacimiento del Partido Popular en la ciudad y en la provincia. Por allí se daban cita casi a diario un grupo de amigos que han marcado la historia reciente del PP en distintos ámbitos: Antonio Sanz, Alfonso Pozuelo, Mercedes Colombo, Julio Braña, Adela Fernández, Teófila Martínez, Antonio Pérez Sauci y otros que de una u otra manera vinieron a determinar el día a día del emergente partido de la derecha. Forjaron las listas electorales en la ciudad de Cádiz y marcaron el rumbo del partido en todas las poblaciones de la provincia. Durante un tiempo la peña siguió como punto de encuentro en el que el clan de amigos hacían ostentación de poder, concedían favores y sinecuras, repartían entradas del Falla, discutían la composición de las listas, y mostraban orgullosos su poderío e influencia. Ese mismo grupo, con algunas bajas y con la incorporación del Doctor Romaní, Juancho Ortiz y Jorge Moreno, se mantuvieron al frente del PP hasta el punto de que hay alguno que desde entonces no ha vuelto a su trabajo o que ni siquiera saben lo que es trabajar. Sanz se sacó un título de Derecho por la Universidad Católica de Ávila y alguno emigró a Sevilla. Ayer su candidata, Soraya Sáenz de Santamaría, perdió el congreso. Supongo que Arenas y con él Sanz y su pandilla ya se habrán resituado al grito de integración, consenso, cosamos el partido, el PP somos todos y demás zarandajas que se dicen para seguir en el machito. Dudo mucho que los integrantes del Clan vayan a perder el poder y los beneficios que comporta a la hora de decidir vida y haciendas de muchos, de colocar a amigos y familiares en distintas administraciones y empresas públicas y concederse generosos sueldos.

Cuando veo a Soraya Sáenz de Santamaría y a José Luis Ayllón no puedo dejar de recordar lo mal que se portaron con Cádiz cuando la celebración del Bicentenario. Quisieron copar la Comisión Nacional y el Consorcio para acto seguido no dar ni un euro ni apoyar el evento con lo que el Ayuntamiento tuvo que abordar los actos en solitario. Esos que van de grandes gestores y servidores de España fueron una calamidad para Cádiz. No me produce la menor tristeza su derrota.

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