La tribuna

Manuel Fernández

La tardanza del primer hijo

24 de junio 2015 - 01:00

HACE unos días, en el marco del Día Internacional de las Familias, la Oficina de Estadística de la Unión Europea (Eurostat) dio a conocer datos muy relevantes para nuestro continente que evidencian la realidad de la maternidad tardía, ya que sitúan a España como uno de los tres países en los que las mujeres son madres por primera vez más tarde: a los 30,4 años. A nuestro país se suman Italia, Suiza y Luxemburgo, con una media de 30,6, 30,4 y 30 años, respectivamente.

En Europa, las mujeres tienen su primer hijo a los 28,7 años de media. Por el contrario, España (5,1%), Italia (6,1%) y Grecia (4,1%) son los países en los que mayor porcentaje representan las madres primerizas mayores de 40, ya que la media europea está en el 2,8%. Para más inri, España es el país en el que más mujeres son madres entre los 30 y los 39 años, cerca del 60% de las primerizas.

Ahora bien, tenemos los datos pero… ¿por qué se produce este incremento en la edad de acceso a la maternidad y, por qué, concretamente, en España? Esta situación puede darse por la prolongación del periodo educativo actual, con los estudios de posgrado, por el ánimo de alcanzar un determinado estatus profesional o por la espera de que llegue un momento laboral y económico más estable. Tampoco debemos olvidar el factor sentimental, que influye tanto o más que los anteriores en la decisión de muchas mujeres de postergar su maternidad a la espera de encontrar una pareja con la que afrontar una experiencia tan importante en la vida.

Los datos del Grupo IVI en España refuerzan las cifras aportadas por el Eurostat, mostrando en los últimos cinco años un incremento cercano al 8% en el número de tratamientos a mujeres de edad avanzada. En 2014, más del 40% de tratamientos que realizamos en nuestras clínicas fueron a mujeres que superan la cuarentena, edad a partir de la cual las posibilidades reproductivas se reducen considerablemente y la maternidad con óvulos propios se convierte en una utopía. Concretamente, nuestros datos de las clínicas de Andalucía -Sevilla, Almería, Málaga y Benalmádena- reflejan que la edad media de nuestras pacientes es de 37 años y, además, cerca del 30% de los tratamientos que llevamos a cabo en las clínicas andaluzas son a mujeres mayores de 40 años.

Está claro que no podemos influir sobre la evolución social por lo que, desde IVI, nos adaptamos a ella de la mejor manera que conocemos: tratando de avanzar con cada investigación en el sentido en el que lo hace la sociedad en la que vivimos. Y, para ello, parece imprescindible hacer caso del refrán "más vale prevenir que curar" y hablar de la prevención en materia reproductiva, en concreto de una técnica sobre la que actualmente empieza a haber una mayor concienciación: la preservación de la fertilidad. Es un cartucho muy importante al que debemos aferrarnos en vista del imparable incremento de la edad de acceso a la maternidad.

Llevamos años tratando de hacer hincapié en esta posibilidad que tienen las mujeres de preservar sus ovocitos antes de los 35 años ya que, a partir de esa edad, es menos probable encontrar un buen número de ellos y de calidad. Con esta técnica, la mujer que preserva sus ovocitos tendrá unas posibilidades de embarazo prácticamente idénticas a las que tendría hoy en día con una técnica de fecundación in vitro: muy altas si es menor de 35 años, altas, pero menos, si tiene entre 35 y 40 años y bajas si es mayor de 40.

No obstante, si la mujer que se plantea por primera vez esta opción de preservar ovocitos no tiene la edad ideal, es importante que tenga información detallada por parte del profesional de reproducción asistida sobre las posibilidades de éxito en su caso y poder valorar pros y contras. Incluso en mujeres con pocos ovocitos, con frecuencia la conclusión final es que es, de cara a una futura maternidad, es mejor tener pocos que no tener ninguno.

Por eso, el año pasado 580 mujeres consultaron a IVI con la idea de preservar su fertilidad por motivos sociales, un 60% más que en 2013. Aunque no podemos "garantizar" la fertilidad en el futuro, las posibilidades de ser madre a través de la preservación son mucho mayores si la mujer ha congelado sus óvulos. Es por ello altamente recomendable para las mujeres jóvenes vitrificar sus ovocitos, ya que es esta técnica la que ofrece a las futuras madres la oportunidad de serlo en el momento que consideren más oportuno. Sin presiones laborales, económicas, ni sociales.

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