Yo te digo mi verdad

La sonrisa del presidente

Hablar bien de Pedro Sánchezo de alguns de sus medidas genera rechazo social y convierte en sospechoso al que lo hace

En pocas ocasiones he visto a un país tan enfadado con su presidente. Tal vez, aquel Adolfo Suárez de sus últimos días de mandatario, marcados por el desencanto, o el Aznar mentiroso tras el fatídico 11-M, provocaron el mismo rechazo, pero hay que fijarse en la distancia que hay con esos momentos históricos. El caso es que hablar bien de Pedro Sánchez o de alguna de las medidas que su Ejecutivo ha puesto en marcha genera rechazo social y convierte en sospechoso al que lo hace, mientras que la crítica e incluso el insulto merece la aprobación general. Es verdad que todos tendemos a dejarnos llevar por esa sensación que dio lugar al célebre dicho italiano "Piove… porco governo!", es decir, "Está lloviendo, ¡maldito gobierno!"; pero es indudable que una buena parte de culpa de este ambiente proviene del mismo palacio de la Moncloa, bien sea por su gestión o por una torpe manera de promocionarla.

Es casi imposible oír, ver o leer algo bueno acerca de Sánchez a pesar de que el paro baja y los salarios mínimos suben, algo que en teoría debería contentar a una mayoría. Y se propaga el grito de que el país se hunde porque la gasolina está imposible, pese a que vemos las carreteras, aeropuertos y estaciones rebosantes de gente 'normal' que se dirige a gastar dinero en vacaciones. A la vez resulta imposible encontrar sitio en una terraza normalita si no has reservado y los hosteleros se quejan de que no encuentran personal para la avalancha de clientes que se espera este verano en el que los precios seguirán su carrera hacia arriba.

Contemplamos a la inmensa mayoría de la gente confesar que hace malabarismos con la cesta de la compra al mismo tiempo que planifica su crucero o se queja de que este año no podrá alquilarse un chalé durante una semana. No sé… entre lo poco que aprendí malamente de economía estaba lo de la oferta y la demanda, es decir que si poca gente pide una cosa esta tiene que bajar de precio. Y lo contrario, claro. Así que mi confusión, agrandada por mi ignorancia, alcanza niveles tan altos como los del precio de los carburantes.

Sánchez no puede echar las culpas a nadie, y en algunos momentos me ha recordado las quejas de aquel Cristiano Ronaldo cuando decía caer mal porque era el mejor futbolista del mundo y encima guapo. Pero algo tendrá que hacer, aparte de lucir una bella sonrisa.

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