Votos fantasmas

Por supuesto que no pongo en duda que su esposa y sus amigos, que se lo habían prometido, volverán a votarle

En las últimas elecciones generales, en las votaciones de El Bosque, esa población serrana de la provincia, a los pies de la Sierra de Grazalema y regada por el río Majaceite, pequeño en su caudal, pero que hizo posible el pantano de los Hurones, que acabó con las restricciones de agua tan persistentes e incómodas que los gaditanos de alguna edad recordarán, ha vuelto a apreciarse un fenómeno paranormal, según nos cuenta Elisa Armario, corresponsal de este Diario, que considera que en las últimas elecciones ha habido votos fantasma.

Es indudable que los fantasmas o los considerados como tales, tienen mucha querencia a Cádiz capital, y parece que ahora se extienden a toda la provincia. En la capital, los supuestos fantasmas buscan lugares de importancia para manifestarse. Así se denunció su existencia en el Museo de la Casa del Obispo, donde se apreciaron "esferas que divagaban, siluetas luminosas que se desplazaban con figura humana y se oían voces y susurros". También en el Ayuntamiento de la ciudad en el año 2005 se mostraron fantasmas, que se repitieron, en presencia del cónsul alemán 10 años más tarde.

En el suceso de El Bosque, que es lo que hoy comento, un ciudadano se presentaba al Senado por su partido y como es lo propio, colocó la cruz que indica el voto en el cuadro contiguo a su nombre. A la hora del recuento, cuál no sería su asombro porque en el acta de la votación aparecía con 0 votos y, por tanto, el voto que había emitido no se había contabilizado. No se trataba de un solo error, porque su esposa aseguraba también haberlo votado, así como un número importante de vecinos de la localidad, que se lo habían prometido. La Junta electoral decidirá si la elección debe repetirse, sin que sirva de excusa que en ningún caso superaría en votos al que obtuvo menos de los 3 proclamados.

Por supuesto que no pongo en duda que su esposa y sus amigos, que se lo habían prometido, volverán a votarle, pero el suceso me ha recordado otro también ocurrido en la provincia, donde animaron a un vecino a presentarse en las primeras elecciones democráticas y se encontró que por ser deudor a la Corporación no podía presentarse. Falto de tesorería, fueron sus vecinos los que sufragaron su deuda y cuando se procedió al recuento figuró con 0 votos, indicativo de que, ni él, ni su esposa y amigos le creían merecedor de conseguir la nominación y lo que es más revelador: lo que él quería y necesitaba era quedarse libre de deudas, para poder luego contratar con el Ayuntamiento.

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