Por si acaso

pablo / gutiérrez-alviz

Vámonos chati

LA Biblia contiene tremendas maldiciones y no sería extraño que en algunos de sus libros apócrifos pudiera leerse: "Los falsos videntes que inventen apariciones divinas quedarán ciegos de por vida". Y esta condena le cayó a Clemente, el que decía que hablaba con la Virgen y exhibía en su propio cuerpo los estigmas de la Pasión de Jesucristo. Terminó creando la Iglesia Palmariana de la Santa Faz y, por su bella cara, se autoproclamó como Papa Gregorio XVII. En mi gozosa etapa como notario de Utrera (donde radica el Palmar de Troya), a finales de los ochenta, lo veía con cierta frecuencia entrar altivo en el famoso restaurante los Quintero con todo su séquito de obispos y cardenales. Luego salía con los papeles perdidos, dando tumbos, y lo montaban en un lujoso coche. En aquel entonces esta secta nadaba en la abundancia y mucha gente de buena fe caía en sus redes.

Más adelante, tuve que atender a su Secretario de Estado el "cardenal" Isidoro, en el mundo Manuel Alonso Corral que llegó al papado Palmariano como Pedro II. Siempre llevaba de comitiva a dos o tres obispos veinteañeros que, previamente y con mucho tacto, se acercaban para indicarte que debías dirigirte a su admirado cardenal como "eminencia". No le di ese tratamiento que reservo a los cardenales de verdad, los de la Iglesia Católica, y coloquialmente, también con admiración, a algún sabio laico. Al parecer, en el año 2000, esta secta sufrió una grave crisis económica con escisión de parte de sus miembros y en 2011 murió Pedro II.

El pasado fin de semana saltó la noticia de que el papa del Palmar ha liado la de Troya. Y es que el antiguo "padre" Sergio María, para sus fieles Gregorio XVIII, ha abandonado su propia iglesia porque ha perdido la fe y se ha fugado a Monachil con una novia a la que cariñosamente llama "Chati". Ha descubierto que aquello es un montaje económico y pronostica que a su "iglesia" le quedan pocos años de vida. Sus antiguos feligreses lo acusan de haber robado el papamóvil, un potente BMW. El expapa asegura que antes de su fuga arregló los papeles del coche en una notaría con el nuevo papa Pedro III quien, por su parte, conserva otro parecido y de la misma marca.

La maldición apócrifa, "los que tomen el nombre de Dios en vano desaparecerán de la faz de la tierra" se empieza a cumplir de manera simbólica. Al menos, Sergio y su Chati ya se han ido de Utrera.

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