En todos los países hay personajes mágicos que le traen juguetes a los niños: Papá Noel, Santa Claus, el Olentzero o los Reyes Magos. Inventos de los adultos para abusar de la inocencia de los niños. Por supuesto son fiestas maravillosas donde todos los que tienen hijos o nietos disfrutan con la ilusión de los pequeños. Es una extraordinaria pero es de la gente mayor. Resulta entrañable y digno de admiración la gente que se involucra para que aquellos pequeños cuyos padres tengan menos capacidad económica puedan disponer de unos regalos acorde con el resto aunque yo diría que más que "ningún niño sin juguete" lo importante es "ningún padre sin trabajo" , "todo trabajador con un salario digno y un empleo estable", sin restarle ni un ápice de mérito al trabajo abnegado de quien se esfuerza para obtener medios económicos con los que satisfacer la demanda de juguetes para las familias con menor nivel de renta. Es sorprendente para mí los codazos para ser rey mago, tampoco entiendo el clasismo consistente en que una cosa son las personas que encarnan a los reyes y en otro nivel social el llamado Cartero Real, por no hablar del hecho de que, al menos en Cádiz, ninguna mujer haya sido Reina, reducida al papel de Estrella de Oriente, personaje creado como reflejo de la exclusión de una parte de la sociedad en la fiesta. Dicho lo anterior desconozco el interés que puedan tener Alejandro Sanz y la Niña Pastori en encarnar personajes en Cádiz. La foto del viernes con dos sillas vacías en el salón de plenos lo que deja de manifiesto es la falta de compromiso de ambos para con aquello con lo que se han comprometido, por no hablar del lío que se formará el día 5 de enero en la Cabalgata ante la nutrida legión de seguidoras del cantante de Moratalaz. Como cantaban Los Lacios: "cada uno tiene sus gustos". Si a ellos les gustaba su Mari Loli, al cantante le gustará encarnar durante unas horas al personaje de la tradición católica española. Quizás algún año la Asociación de Reyes Magos elija alguna mujer para Reina, algún refugiado subsahariano para encarnar a Baltasar o alguna persona de escasos recursos económicos para representar a cualquier rey. Lo que ha batido todos los registros ha sido la tarjeta de felicitación de Vox en la que no había ningún rey de raza negra, en contra de la tradición española que con tanta vehemencia dicen defender. Primero se excusaron con que era una prueba, luego que si en verdad en los Evangelios no se decía que hubiera ningún negro. Un mamarracho.

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