La Cepa Gallega volverá a abrir sus puertas. Los cálculos son que será este verano, aunque todavía el día no se ha concretado. El establecimiento sólo ha estado cerrado, por tanto, un año.

Pero la gran noticia es que el establecimiento se mantendrá tal como estaba. Esta es la decisión que han tomado sus nuevos arrendatarios, los hosteleros Bernardo Cruz y Sophie Sjodahl, que ya regentan en la misma calle el restaurante italiano Usodimare.

El acuerdo alcanzado entre Bernardo y Sophie con el propietario de La Cepa Gallega, Felix Fernández, es que el local quedará como estaba, con sus mismas estanterías y el mostrador y seguirá con su mismo estilo, sirviendo vinos de calidad por copas acompañados con tapitas de chacinas y conservas servidos en papel de los que se usan en los almacenes. Eso sí sólo continuará funcionando como taberna y no como provisionista de buques que era la segunda parte del negocio antiguo.

De esta manera la ciudad recupera uno de sus monumentos gastronómicos, un local que llevaba funcionando justo un siglo ya que comenzó en el año 1918 según recuerda Félix Fernández Verdejo, el que fue alma mater de La Cepa hasta su jubilación, en una entrevista que le hizo en el Diario Manolo Muñoz Fossati.

Las ciudades deben conservar estos establecimientos, estos sitios que se convierten en mito por el buen hacer de sus gestores. Son sitios como La Manzanilla, El Veedor, El Manteca, La Sorpresa, sitios que seguro han tenido más visitas que un museo pero a los que nunca le damos su valor artístico. Hay arte en poner una copa, en afinar un queso, en cortar una loncha de jamón a la perfección, en saber aliñar unas papas, aunque la sociedad nunca haya apreciado estas cosas como un arte mayor como la pintura, la escultura o la música.

Me alegra muchísimo que vuelva a abrir La Cepa Gallega y que lo haga tal como la dejo Félix… es casi un premio de jubilación para él. La calle Plocia, una de las vías que más se han transformado en Cádiz gracias a la hostelería, un sector siempre menospreciado, conserva uno de sus monumentos más visitados, el único del mundo construido con queso curado, lonchas de jamón veteado, un poquito de caña de lomo y manzanilla de Sanlúcar pa echalo padentro…¡y que estas cosas no estén en el Museo del Louvre!

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