Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Las ¡Oh! Diosas

Creo llegado el momento de dar otro giro y que el Ayuntamiento deje de organizar este concurso

Yo, sin ir más lejos, pienso que el concurso de diosa y ninfas es machista y troglodita, con todo el respeto a las mujeres que lo han sido o quieran serlo. Es un concurso de belleza como otro cualquiera, como los que organiza Donald Trump, por decir un animalito. Creo que si el Equipo de Gobierno piensa de la misma manera, debería dejar de organizarlo. No puede prohibirlo, por supuesto. Así que si alguna entidad de las que se parten el pecho por las tradiciones gaditanas quisiera organizarlo no tiene nada más que ponerse a ello. En realidad no costaría ni un euro: que cada concursante se pague su traje y que elijan a la que más les guste, pero la administración no puede fomentar un concurso femenino de belleza a mi molesto entender. Todo el balbuceo del año pasado me parece fuera de lugar: es mejor hacer aquello en lo que se cree que contemporizar o fingir. Luego que los ciudadanos opinen y cuando llegue el momento que voten en consecuencia. Normalmente suelen elegir a aquellos congruentes con lo que piensan. No creo que por el hecho de que la madre de la concejala del ramo fuera ninfa o que la propia María Romay aspirase a ser ninfa infantil haya impedimento para adoptar una decisión de esta naturaleza. La Federación de Peñas que se haga cargo, un poner. Recuerdo aquel grupo de feministas que sacaron hace 35 años Las ¡Oh!diosas , cuando ser feminista era un asunto que entrañaba cierto riesgo y criticar el concurso era jugarse el tipo. En 2006 un grupo de chicas, algunas vinculadas familiarmente a la comparsa del propio alcalde, sacaron Ninfas por cojones una chirigota muy graciosa con un estribillo genial: "yo soy la auténtica ninfa, mírame la etiqueta. Mira si soy de Cádi que en vez de coño tengo coñeta". En 1980 la Comisión Ciudadana de Fiestas que presidía Pepe Mena decidió acabar con la figura de la reina y sus damas que durante las Fiestas Típicas eran un reducto para las clases altas o con pretensiones de la ciudad y las hijas de ministros o embajadores a quienes hacer la pelota para obtener alguna canonjía. Se democratizó el certamen y se le cambió de nombre con las consabidas protestas por haber roto una tradición. Aquellos malvados comunistas no querían a Cádiz. Bien es verdad que alguno de los más conspicuos integrantes de aquella Comisión son ahora más de derechas que Don Pelayo. Creo llegado el momento de dar otro giro y que el Ayuntamiento deje de organizar este concurso machista. También la quema de herejes era una tradición.

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