Obituarios

A mi edad lo normal es mirar las esquelas del Diario cada día y hacerse todo tipo de pruebas para seguir en el mundo de los vivos

24 de diciembre 2022 - 01:36

Hay una edad en la que dejas de ir a las bodas de los amigos para ir a los entierros de la gente de tu generación. No sabría decir, pero supongo que es más o menos a partir de los 50, a pesar de lo cual semanas pasadas estuve en la boda de un amigo porque, en realidad, era su segundo enlace, ya se sabe que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Por si fuera poco fue algo moderno, ya se habían casado por lo civil días antes y en la ceremonia hicieron un paripé, tal y como se estila ahora. Tan actual que la pareja sumaban cinco hijos: dos de una anterior boda de él, uno de un casamiento anterior de ella y dos que tienen en común, eso que llaman familia reconstituida. Lo menciono porque a mi edad lo normal es mirar las esquelas del Diario cada día y hacerse uno todo tipo de pruebas para seguir el mayor tiempo posible en el mundo de los vivos, análisis, resonancias, electros, colonoscopias(qué horror) y el resto de pruebas para evitar un viaje de ida al Mancomunado. Tuve incluso que dejar de ver la espléndida serie "This England" porque salían decenas de personas mayores atadas a respiradores , a todo tipo de cables y sondas. Esta reflexión me condujo a recordar los amigos que se han ido a lo largo de los años: Agustín Merello, Emilio López, Paco Navarro, Juan Manzorro, Gabriel Delgado,Teodoro Roquette, Julio Malo, José María Calleja, Paco Mota, Emilia, tanta buena gente a la que echo de menos porque cada uno en su ámbito pasaron por esta vida dejando una hermosa huella. Aunque mucha gente diga eso de "allá donde quiera que estés" o "ya nos veremos", yo sé que no hay otra vida, que el recuerdo de los seres queridos es la otra vida, por eso me niego a borrarlos de la agenda del móvil, una especie de pequeña rebeldía, ya sé que inútil pero es como si me mantuviera unido a ellos a través del artefacto más extendido de la historia. En Facebook, la red social de los puretas, sale de vez en cuando algún recordatorio con la presencia de estos amigos, muchos de los cuales están en mis recuerdos y en mis conversaciones muy a menudo, conservo en la memoria sus frases, sus costumbres, momentos compartidos, amigos comunes, frases del tipo del "camarada" o "princesa" de Julio, el "ya te cogeré en mi calle" de Juan, "el Río Saja es una venta de carretera" de Emilio, la ingente labor social de Gabriel que perdura en la Asociación Cardjin. El mundo es peor sin todos ellos, pero su recuerdo los mantiene vivos, al menos para mí. Ya sé que es poca cosa pero al menos que el paso por la tierra deje alguna huella en el cariño de la gente. Me perdonan ustedes este pequeño desahogo, todo empezó con el último concierto de Serrat hace unos días, tan presente en mi vida desde hace 47 años.

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