Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
SI llegara a confirmarse que Einstein ha estado equivocado, ¿en quién podríamos creer a partir de entonces? Uno, la verdad, se levantaba todas las mañanas seguro de pocas cosas: la velocidad de la luz como paradigma de lo más rápido conocido, o el cuadrado del lado opuesto a un ángulo agudo en cualquier triángulo, igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados, más el doble producto de uno de ellos por la proyección del otro sobre él y, acaso, el carisma de los políticos, santos y santas, que adquieren sus saberes de golpe y no se equivocan nunca. Vivir sin dogmas, aunque sean laicos, es casi imposible.
Pues ya ve que no; ya digo, que nada es seguro caso de que los neutrinos pudieran demostrar que don Albert estaba equivocado. Los neutrinos, como ya usted sabe, son partículas subatómicas de tipo fermiónico, (uno de los dos tipos básicos de partículas que existen en la naturaleza) y cuya particularidad consiste en que no se ven afectados por las fuerzas electromagnética o nuclear fuerte, pero sí por la fuerza nuclear débil y la gravitatoria, como es obvio deducir a la vista del relativismo imperante.
¿A que hasta ahora parece esto un discurso de Zapatero? Pues no era esa la intención del firmante, sino dejar constancia de que, por desgracia, nada es lo que aparenta. Por ejemplo los mangurrinos. A pesar de que no figure en el DRAE, esta palabra sigue teniendo un carácter despectivo y, posiblemente, a usted lo hayan inducido a pensar que los mangurrinos y los gamusinos son sinónimos. Craso error. El gamusino es un animal imaginario -político o no-, que se utiliza para gastar diversas bromas, tanto a niños como a cazadores, pescadores novatos o excursionistas. El recurso más habitual consiste en convencer al pardillo de que el gamusino es un animal esquivo que sólo puede cazarse de noche, interpretaciones particulares aparte, vamos, como los programas electorales. Sin embargo el mangurrino -a diferencia de los belloteros- es término empleado por los extremeños de Badajoz para llamar así a los de Cáceres, mientras bellotero lo utilizan los de Cáceres para llamar así a los de Badajoz. En cualquier caso, tanto uno como otro término no dejan de poseer un sentido satírico, como ocurre siempre entre pueblos hermanos. Si se ampliara el ámbito, decir mangurrino con sentido más universal, ya se imagina hacia qué clase iría dirigido el vocablo y su recíproco. Pero tampoco es cuestión de dar ideas ni de barrenar.
Aquí lo importante es que estamos entre dos incertidumbres. Una, qué resultará con los neutrinos. Otra, si estaremos condenados eternamente por los mangurrinos. De momento, ya sabe: los neutrinos se trasladan a más velocidad que la luz y son inofensivos; los mangurrinos también tienen una enorme velocidad para ponerse a cubierto aunque pasan por ser una amenaza cierta. Contra los primeros no tenemos nada que hacer, sino mucho por investigar, pero con los segundos podríamos empezar situándolos en el justo lugar que les corresponde: administrar lo que nos recaudan, no permitirles privilegios y si se desmandan con gastos fastuosos, prevarican o se enriquecen a ojos vista, a la cárcel con ellos. De forma más benévola podría concedérseles, como a los automovilistas, una serie de puntos que irían perdiendo a cada metedura de pata o a cada flagrante mentira; cuando se les agotaran los puntos, ya se vería si lo pagaban con el destierro, con su patrimonio, con la cárcel, o con todo a la vez.
A pesar de todas las prevenciones seguirá habiendo un riesgo si se cumple el adagio "a mangurrino muerto, mangurrino repuesto". O sea, que no hay remedio. Igual pasa con el sol, que sigue empeñado aparecer por el este. ¡Qué pesadez!
También te puede interesar
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
Quousque tandem
Luis Chacón
Freislers y vichinskys
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Fernando Savater