Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Luchar por la igualdad

Desde la Revolución Francesa los tres pilares de la acción política son libertad, igualdad y solidaridad, símbolos de la emancipación de los ciudadanos. Nunca se consiguen del todo, cada conquista hay que defenderla porque alguien quiere dar marcha atrás, el camino a veces está lleno de baches y de curvas, pero es el trabajo constante de los pueblos a lo largo de la historia durante este tiempo el que ha promovido muchos logros que hoy consideramos naturales. La lucha por la igualdad es hermosa , a veces heroica, para que sean iguales hombres y mujeres, que no haya privilegios para nadie por cuna o afiliación, que no haya discriminación por razón de raza, sexo, religión o lugar de nacimiento. Las sociedades modernas se construyen con ciudadanos libres e iguales. La igualdad entre hombres y mujeres es uno de los cambios más importantes que se han producido en las sociedades occidentales en los últimos 50 años. Queda todavía mucho camino por recorrer pero lo andado es enorme. A mi modesto entender el problema más grande es la violencia hacia las mujeres, eso que copiado del inglés llaman violencia "de género", asunto grave si las mujeres no pueden vivir o disfrutar de nuestras calles en paz. Hay que eliminar cualquier tipo de discriminación que deje a las mujeres en un segundo plano en cualquier ámbito. Yo no conozco , eso sí, ninguna mujer que por hacer el mismo trabajo gane menos dinero que un hombre. No digo que no pueda haberlo, pero no lo conozco. Sí hay trabajos con mayoría femenina donde el salario es menor, sobre todo los de tipo asistencial pero cada vez hay mas científicas, más juezas, más notarias. Y en el futuro habrá más aún. El viernes hubo un resultado dispar: un fracaso absoluto de la huelga y un éxito arrollador de las movilizaciones. Un aldabonazo al conjunto de la sociedad. Hay algunas mujeres más fanáticas o exaltadas, ocurre en cualquier movimiento, no por ello hay que refutar los objetivos de su lucha. Yo detesto profundamente el lenguaje desdoblado y los inventos mamarrachos que no prenderán jamás en el lenguaje por una norma obvia en toda sociedad: la economía del lenguaje. Detesto que por un mismo delito la condena sea mayor al hombre que a la mujer. No me agradan las que se aprovechan de la movilización para sus fines particulares ni las que hacen una profesión de esta lucha. Pero me resultan mucho peores las reacciones machistas y racistas de algunos políticos. Nada ensombrece unos objetivos imprescindibles que nos afectan a todos. Enhorabuena a todas las mujeres.

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