Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

In partibus infidelium

La Iglesia gaditana se contrae a razón de un tercio anual, a Don Rafaé se le va la clientela. Un 70% de las bodas se hacen por lo civil (no creo que baje el porcentaje aunque ya no oficie Pepe Blas) y solo un 20% de los niños que nacen se bautizan: de aquí a nada todos moritos. Es lo que decía Pablo Durio en este periódico : "la secularización de la sociedad". En el seminario solo hay 20 estudiantes, con lo que fue para Cádiz, cuando la mitad de los dirigentes del PSOE pasaron por sus aulas. Las categorías inferiores del Balón de Cádiz tienen más gente que las secciones inferiores del Obispado. De manera biológica los curas pasarán a mejor vida(todavía) y será necesario empezar a traerlos de tierra de infieles. Creo que ya hay un párroco en San Antonio llegado de allende los mares. Supongo que si vienen curas y monjas de África los de Vox no pondrán problemas para que se les dé permiso de residencia, les atiendan en el SAS y reciban alguna prestación. Esas limitaciones solo hacen referencia a los que llegan en patera, lo que se llama ahora aporofobia, odio al pobre. Si viene un jeque con dinero o un ruso con el taco, es cosa diferente, lo mismo que si llega un cura negro, por ceñirnos al asunto .

No sé si esos números relativos a bodas, bautizos y comuniones se harán extensivos a los cofrades. De hecho tenemos las cofradías llenas de gente divorciada o promiscua, capillitas pecadores que no cumplen los mandamientos de la Santa Madre Iglesia (ejemplo: el Nazareno) aunque el delegado de cofradías no parece muy estricto a la hora de que su grey cumpla con las normas, no vaya a ser que se le queden las hermandades como las misas, vacías. A Don Rafaé le quedan cinco años en la diócesis, salvo que desde Roma dispongan otra cosa o el padre Rafael Vez se salga con la suya. En ese tiempo nos podrán traer alguna otra congregación tridentina que se haga cargo de más colegios para captar curas, que la cosa va a está cortita. En una generación nos vemos convertidos en tierra de infieles y en lugar de ver por las calles a los misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llegados desde Utah, o a los Testigos de Jehová entre pollo y pollo, veremos a curas negritos convirtiéndonos en los púlpitos, las aulas y las plazas. Desde la Revolución Francesa el mundo va fatal. Don Rafaé, haga usted algo, pida ayuda al grito de "¡a mí la Legión!", seguro que alguno de Vox o de Educatio Servanda contesta. Tranquilos, 9 vecinos al relente de la calle Pastora van a arreglar la situación .

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