Como escribo dos colaboraciones semanales, una para todos los periódicos del grupo Joly y otra, que se publica exclusivamente en Diario de Cádiz, he hecho un pacto conmigo mismo de escribir los jueves de temas de la actualidad política y los sábados, de cosas y gente de Cádiz, porque esa actualidad de la que escribo los jueves no suele procurar muchas satisfacciones al que las escribe y menos al que las lee. En cambio, el artículo del sábado, en el que procuro reflejar recuerdos y personajes de Cádiz, el rememorarlos me procura satisfacción y espero que, también, a algunos lectores que así me lo dicen. En el debate de investidura solo intervino una gaditana: Teresa Rodríguez, nacida en Rota y que es la portavoz de su grupo Adelante Andalucía, en el que se han coaligado Izquierda Anticapitalista e IU; esto es, dos versiones de los comunistas, cuyas diferencias de ideario serian difíciles de apreciar, incluso para Marx. Teresa convive con Kichi, alcalde de Cádiz -lo de pareja sentimental me parece una cursilada y lo de novia o compañera, es poco descriptivo- que es un hombre simpático y agradable al trato y del que espera un hijo. A ella no la conozco y quizás que por su estado de buena esperanza, no triunfó en el debate.

Claro es que menos brilló la que ya es ex presidenta de la Junta. Teresa había preparado una intervención demasiado larga para el tiempo de que disponía y ello le hizo apresurarse en su exposición, con el resultado de que la acabó indispuesta. Su parlamento no fue mejor en cuanto al fondo, porque utilizó todos los tópicos habituales, que por repetidos no despiertan la atención. Su compañero de coalición, Maíllo, la miraba con sorpresa, cuando él, en mejor forma física, podía haber asumido la tarea.

Los 5 puntos de su intervención (en alusión, quizás a que los exponía en el Hospital de las Cinco Llagas, sede del parlamento) no tenían originalidad. Invocar a Franco, muerto y enterrado hace más de 40 años es un mantra de la izquierda, que no asusta a nadie y menos que el fantasma de Sor Ursula, que se pasea por el establecimiento. Igual que invocar a los ricos, que considera son el 0,7 % de la población, o la entrega a la extrema derecha o considerar que no hay cambio, sino reacción. Lo único que tuvo originalidad es lo de que los ricos tienen corbatas muy grandes y corazones muy pequeños, que repitió en varias ocasiones, como una colegiala y que impedía tomárselo en serio. Vales mucho, doña Teresa, pero no se puede ser todo al mismo tiempo: gestante y activista revolucionaria.

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