El miércoles pasado, ya era verano en Cádiz, anticipándose así 24 horas sobre el solsticio de verano. En el muelle atracaba un gran crucero que llenaba las calles contiguas de turistas paseantes. Aproveché un hueco para visitar la exposición que tiene lugar en la Catedral nueva y mi primera sorpresa agradable fue comprobar que había cola para entrar. Un amable empleado nos pidió el número de nuestro distrito postal, porque a los vecinos de la provincia de Cádiz se les rebaja la entrada en un 50%.

Como es sabido la exposición conmemora los 750 años del traslado de la diócesis desde Medina Sidonia a Cádiz y es una bonita historia que no me canso de repetir. Cuando Alfonso X el Sabio, reconquista Cádiz, Medina Sidonia era la sede episcopal, desde los tiempos de los visigodos, pero el Rey sabio, dando muestras de su predilección por Cádiz, consigue del Papa que en 1263 dicte una bula decretando que la sede esté en nuestra ciudad, a lo que contribuye que Medina no había sido reconquistada. Esto motiva una reclamación del arzobispo de Sevilla, Remondo, resuelta con laudo, porque el que nuestra diócesis se reduce, estableciéndose en el río Guadalete la frontera diocesana.

Volviendo a la exposición, que lleva el título en latín "Traslatio Sedis", estaba más que concurrida, especialmente por turistas, presumiblemente desembarcados, que salvo circunstancia especiales, habrían abonado la cuota íntegra de 7 euros, que no es poco. Pero bien merece la pena, porque es un regalo para la vista los cuadros que se exponen y, sobre todo, para los que gustan de la imaginería, las maravillas de esculturas expuestas. Nuestra Custodia del Corpus también se expone y es la mejor ocasión para poder contemplar sin agobios, esa maravilla de obra de orfebrería, lo que no es posible ni deseable, cuando en ella procesiona Jesús Sacramentado.

Las cifras de visitantes de la Catedral en 2017 superan los 300 mil y han dejado una recaudación de más de un millón de euros, que se destinan a obras y ayudas sociales. Dice este Diario de Cádiz, que ha sido lo más visitada, por encima de la exposición del Castillo de Santa Catalina, del Museo de Cádiz y del Teatro romano. Mucho hay que agradecer a los canónigos Guillermo Domínguez Leonsegui y Ricardo Jiménez este éxito, al que también colabora la empresa privada que gestiona el evento, con 15 empleados y una tienda de recuerdos. La fundación Cajasol es la financiadora del evento, en que también colabora la compañía eléctrica Endesa. Reitero que ningún cofrade gaditano debe perderse el regalo de esta exposición y si hace caso de mi recomendación, estoy seguro que se alegrará. Yo volveré (D.M.)

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