Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Callejeras viajeras

Hay tanta gente en las calles que termina habiendo público para todas, canten lo que canten, cantes como canten

Esto que ahora llaman ilegales o callejeras empezó hará 45 años con lo que entonces llamaban charangas familiares, de manera especial El Lete y toas sus castas, de una peña, creo recordar del Barrio de Santa María. Salía un grupo de mujeres y hombres con los niños. Esta fórmula la copiaron después otras peñas, de la misma forma que de la Erizada, luego llamada Erizá, se copiaron otras fiestas gastronómicas, algunas con la versión zarzuelera, como cantaba una chirigota “carnaval, carnaval, qué de carajotadas”. Aquella charanga familiar le abrió los ojos a gente que venían del coro de Los Dedócratas y empezaron a sacar Los Buscaoros, Los Peliculeros, La Pequeña Melody y sus secuestradores, Los del Pellejazo, Los Volteretas, Los Draculines, Los Fantasmas y tantas agrupaciones que por no ir al concurso llamaban ilegales, casi todas gracias al ingenio del Gómez y el Miguiñi. Luego llegaron Los Guatifó en sus diversas advocaciones. Al calor del éxito de estos grupos empezaron a salir otras, una vez incluso se hizo una convocatoria en la plaza de San Francisco que llamaron La Gran Pollada. Ahora que algunas presumen de pioneras del feminismo deberían saber que hace 40 años salieron Las Molondritas, pocos años después salió un grupo de militantes pioneras del feminismo desde la Asociación Gaditana de la Mujer, con el nombre de Las ¡Oh! Diosas , cuando cantar mujeres y ser feministas era toda una epopeya, no como ahora que se rema a favor de la corriente. Ese alud de chirigotas callejeras, digámoslo así, puede llegar a morir de éxito. Hay tantas estos días por las calles que termina siendo un agobio. Se ponen cuatro en una casapuerta a dar palmitas y con eso basta. Da igual que canten fatal, es lo mismo que el repertorio sea lamentable o que no tengan siquiera un tipo en condiciones. Hay tanta gente en las calles que termina habiendo público para todas, canten lo que cante, canten como canten. Luego están los cientos de agrupaciones que vienen de todos los pueblos de Andalucía a pegar la brasa en la ciudad, para poder presumir de que han cantado en Cádiz, han venido agrupaciones de pueblos de Jaén, por decir un caso. Gente que habla con la zeta, gente que abren la a al final de cada palabra, grupos que se ve a las claras que no son de aquí, pero que saben que en su pueblo no los escucharía nadie y que aquí hay gente dispuesta a tragarse lo que haga falta. Está bien decir que el botellón está fatal, pero también hay público acrítico capaz de estar una hora de pie tragándose lo que haga falta, que la gente es muy agradecida , con un vaso de vino o de cerveza en la mano todos los gatos son pardos, se ríen de lo más malaje. No le cantéis tanto a Cádiz que no hace falta.

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