Al principio de 1992 el Gobierno de España consiguió una Gran Regata con motivo del 500 aniversario de la llegada de los españoles a lo que luego sería conocido como América; el Descubrimiento para algunos, el encuentro entre dos culturas para otros. El 92 trajo a Cádiz algunas inversiones de la Junta (varias están en ruinas) y esta Regata de Grandes Veleros. El Ayuntamiento tuvo que hacerse cargo con urgencia de todos los detalles, para lo que Rafael Garófano se rodeó de un equipo de eficientes funcionarios que fueron capaces de convertir el evento en un éxito tal que desde entonces ha habido varias regatas más. Otra prueba de fuego fue el Bicentenario de la Constitución de Cádiz. Teófila empezó a prepararlo con tiempo, a pesar de la incomprensión de los poderes del Estado, que pensaban que era mucha la antelación con la que se pretendía preparar. La mala suerte se cebó con la ciudad porque la grave crisis económica hirió la celebración, hubo elecciones y un nuevo Gobierno se hizo cargo con recortes presupuestarios inclementes. Muchos proyectos se quedaron en el cajón, como convertir el Oratorio en un centro sobre el constitucionalismo o el castillo de San Sebastián en uno cultural, el Faro de las Libertades. A pesar de todo el 19 de marzo de 2012 Cádiz volvió a ser la capital de España y en noviembre se reunió en la ciudad la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica. Con todas las dificultades el resultado fue excelente. Hubo un momento en el que se vio la oportunidad de organizar en Cádiz la Sail GP, con éxito arrollador. El South Festival fue el año pasado otro momento importante. Cádiz acogió los Max de Teatro, hace poco el Tour del Talento, la entrega de las medallas de Bellas Artes esta misma semana, los Grammy Latinos la semana que viene. Hace un año el Congreso Internacional de la Lengua Española se pudo organizar en tres meses. Todos estos eventos, en tiempos de Carlos Díaz, de Teófila Martínez, de Kichi y de Bruno, demuestran que la ciudad cuando quiere es capaz de organizar acontecimientos de gran relevancia que reportan prestigio y publicidad. Debería ser un motivo de orgullo para los gaditanos pensar que a pesar de la fama de la ciudad sólo como lugar para la playa o las risas, también hay seriedad y trabajo. Es preciso convertir esta dinámica de grandes eventos en una fuente de prestigio. La mayoría pueden tener continuidad en el tiempo, como la vela, las series de televisión, la lengua española... Para conseguir que Cádiz esté en el calendario nacional de estas actividades hay que volcarse con cada una que venga al objeto de que se difunda que somos un lugar de gente competente. No todo son las casposas tradiciones.