Después del éxito de series basadas en hechos reales como House of Cards y Borgen, Netflix se pasará a la ficción con una historia que llevará por título Cádiz de mi vida. Si todas las series le parecen iguales, con esta joya gozará de una producción fuera de concurso, en la que sus protagonistas, en lugar de mostrarse previsibles, atizándose día y noche, cambiarán sus papeles para intentar sacar adelante a su tierra. El guión aún no está listo, pero esta trama ficticia se desarrollará en mitad de una pandemia que frenará en seco a la humanidad. Inspirada en el mejor cine de ciencia ficción, la gente no saldrá de casa por culpa de un virus mortífero e implacable. Y sólo tras contabiliza a decenas de miles de muertos, se podrá salir a la calle pero con mascarillas. Los besos y abrazos quedarán atrás con la pandemia y no habrá mayor muestra de cariño que apartarte de tus seres queridos. Se perderán tantas referencias, que, cuando todo termine, los personajes no recordarán cómo vivían. En un giro inesperado, al final se atisbará la esperanza con una vacuna, pero la sociedad tendrá que armarse de paciencia: miembros de la realeza, la iglesia, el ejército y la política se colarán ante los vulnerables en un descarado tratado de su propia condición, que hará que la historia resulte inhumana e inverosímil.

Los productores han detenido el rodaje al filtrarse que la enfermedad será tan rara, sobre el papel, que los protagonistas igual fallecen en dos días que la padecen sin darse ni cuenta, mientras contagian a su familia. Temen que no cuele un argumento tan distópico entre la audiencia, porque en otro salto mortal, mientras el virus avanza, la crisis económica provocará una gran depresión. La inventiva del director sólo da un respiro al espectador con algunas notas de humor surrealistas: por ejemplo, en el capítulo en que el Cádiz, el equipo que nadie acierta a qué juega, mientras lidera sucampeonato, le ganará a Madrid, Barcelona y Bilbao. ¿Alguien se lo va a creer? Es como si te dijeran que mañana Jerez va a recibir con honores al club amarillo.

La serie se la juega al colocar la unidad y el diálogo en el epicentro de la intriga política, algo impensable en esta provincia. Una secuencia grabará a los alcaldes de Cádiz y Jerez dándose un abrazo como si hubiesen sufrido un fogonazo sin previo aviso. Y en la siguiente se superará la estética de Encuentros en la tercera fase con dirigentes de todos los ayuntamientos gaditanos, de todos los colores, junto a la Diputación, pidiendo más recursos para Cádiz, el Día de la Provincia. ¡Menudo lío! También habrá un cameo de Pedro Pacheco en un programa de Onda Cádiz, alabando la gestión de Teófila y resaltando la conexión de Cádiz y Jerez, con la cocina como hilo conductor, aunque jamás haya encendido un cerillo. Y el espectador, acostumbrado a la bronca, se preguntará qué demonios pasa en Cádiz, porque no recuerda algo ni parecido, como si flotaran psicotrópicos en el aire o un destello de algo nuevo hubiese contagiado a los políticos. Los malos, que nunca faltan en una buena película, dirán que esto es demasiado y que aún faltan dos años para las elecciones. Pero la mente de los líderes se transformará y hasta Kichi, siempre tan activista contra la derecha, lanzará un piropo a Juanma Moreno, a la vez que le mete el dedo en el ojo a Pablo Iglesias. Imposible, pero cierto, y encima el capítulo final lo escribirán sus protagonistas. Lo podrán ver todo, próximamente, en sus pantallas.

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