Análisis

Isidoro Porquicho Moya Historiador

Las ratas de Cádiz

En el siglo XIX los hermanos Green documentan una leyenda popular fechada en 1284 en la ciudad Alemana de Hamelin en la baja Sajonia a orillas Del Río Weser. La ciudad estaba infestada de ratas, ocupaban la casas, comían las cosechas, atemorizaban a perros y gatos; la plaga aumentaba y los habitantes estaban aterrorizados ante la desmesurada presencia de los terribles roedores que arrasaban la comarca.

Contratan a un cazador de ratas. Acuerdan un precio para acabar con la plaga que todo lo envenena. El cazador armado de una flauta va al lugar donde estaban los nidos y comienza a caminar al son de la música. Tras él una interminable caravana de centenares de ratas lo siguen. El flautista tocaba y andaba, las ratas le seguían en silencio y orden. El músico recorrió un largo camino, las ratas le seguían, se interna en el río Weser, las ratas le siguen y se ahogan. El pueblo al verse libre de la marabunta roedora se niega a pagar lo acordado. El flautista vuelve a Hamelin, empieza a tocar la flauta y lo siguen para siempre todos los niños del pueblo.

Al mismo tiempo que el Flautista de Hamelin, Víctor Hugo nos narra en 'Los Miserables' el inicio de las obras de limpieza, y ampliación del sistema de cloacas de París cuyo número de ratas era responsable del mal funcionamiento de las cloacas y amenazaba a la población.

En 1947 Albert Camus pública 'La Peste', en la que describe y alaba la empatía generosa y solidaria de unos médicos en su entrega a los enfermos de la ciudad de Oran afectados por una terrible enfermedad. Todo empieza cuando el narrador descubre a centenares de ratas muertas.

En Florencia en tiempos de los Medici mientras se construye la que sería obra paradigmática del renacimiento, la catedral proyectada por Bruneleschi, ratas enloquecidas atacan a niños y se genera una terrible epidemia de peste.

Londres, Roma, Florencia, Nápoles, Paris, Londres, Berlín, todos los grandes núcleos urbanos han sufrido el azote de la quinta plaga del Apocalipsis. Incluso Cadiz, que en el siglo XVII la padeció con contumacia.

Los años que abarca la primera década del siglo XIV, desde 1300 a 1310, son conocidos como wet years, los años húmedos; la lluvia fue constante, los campos se anegaron, las cosechas no existían. La influencia en la salud de la población fue nefasta, la alimentación al par de escasa era de nula calidad, el hambre se extendió por Europa; las enfermedades encuentran un campo idóneo en organismos a los que el hambre ocasiona un evidente deterioro del mecanismo de defensa organico. Caravanas de itinerantes Europa pidiendo a Dios perdones y comidas o sobras a los conventos y monasterios. La vida se debilitó y la muerte se hacía dueña del mundo.

Así estaban cuando en 1347 una rata negra mordió e infectó al mundo entero, mueren más del 60% de los europeos, 50 millones; de 50 a 75 millones en Asia. Su influencia abarcó una superficie desmesurada, Europa, India, Medio Oriente y norte de Africa. No la sufrieron el Africa subsahariana ni America.…y comenzó el peor desastre que ha conocido la humanidad. Con unas naturalezas debilitadas la epidemia explosionó de forma desmesurada. Entre 1347 y 1352 Europa perdió un tercio de la población. La pandemia homicida continuó sus efectos hasta más de treinta años después con morbilidad inaudita en las pirámides poblacionales, primero varones adultos, después jóvenes, mujeres en distintas escalas de la pirámide poblacional de suerte que se va a entrar en condiciones terribles en el siglo XV.

El Hambre, la Guerra, la Muerte, la Peste, son las alegorías de las mayores catástrofes que puede sufrir la humanidad. En el caso de la colosal pandemia del siglo XIV el hambre preparó la mayor mortandad que ha sufrido la humanidad superior en número a las de todas las guerras conocidas. Una capacidad de destrucción inimaginable.

Somos responsables de ser responsables. No debemos tratar con ligereza problemas de grande y profundo calado.

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