Un puente en busca de nombre

13 de julio 2025 - 03:05

Al salir de Cádiz por el Puente Carranza lo podemos vislumbrar de soslayo a la derecha, antes de alcanzar la costa de Puerto Real y justo donde antiguamente se erigía el icónico toro de una renombrada empresa bodeguera. En el año 2011, la Junta de Andalucía lo integró en una declaración de Bien de Interés Cultural sobre los lugares de la Constitución de 1812, pero obviando su principal valor patrimonial inmaterial. Se trata del Fuerte de San Luis (Isla del Trocadero), ya en ruinas, donde yace dormido uno de los capítulos menos conocidos de la Historia de España, ocurrido cuando después de cuatro siglos, nuestra patria dejó de ser americana y quedó reducida a su configuración actual.Desde entonces, la memoria de los españoles del vapor Montserrat y del Fuerte de San Luis espera justicia histórica en silencio, pacientemente, con la nobleza acreditada por su comportamiento ejemplar, y en sonrojante contraste con la desmemoria institucional de España, que dura más de 126 años. Calles, alamedas, monumentos e incluso muelles se han dedicado en Cádiz y otras ciudades a quienes, mirando más por determinados intereses particulares que por el bien de la Nación, condicionaron las erráticas decisiones gubernamentales sobre el devenir de Cuba, la política exterior del Estado y la gestión de un éxodo de más de 235.000 españoles hacia la Península. La España oficial suele ser espléndida y servil con los poderosos, pero casi nunca con los héroes de la historia real, condenados hábilmente al olvido porque la verdad suele ser incómoda.En su día, este episodio preterido de la Historia de España fue narrado a la perfecciónpor Diario de Cádiz en sus números impresos de octubre a diciembre de 1898. Y hace sólo ocho meses, lo explicó oportuna y magistralmente en esta misma rotativa el historiador puertorrealeño Dr. Izco Reina. En el frío amanecer del día 2 de noviembre de1898, tras 14 días de sobrecogedora diáspora marítima desde el Puerto de Gibara (Cuba),el vapor-correo-hospital Montserrat arribaba al Castillo de San Lorenzo del Puntal (Puntales) para, a continuación, fondear junto al Fuerte de San Luis, a donde fueron trasladados los más graves heridos y enfermos. Quedaron al cuidado de cinco esforzados médicos que los asistieron en condiciones épicas durante tres meses: antes de partir de Cuba; después, en los interminables 14 días del memorable viaje; y, finalmente, durante largas semanas en la húmeda clínica improvisada en el Fuerte de San Luis.En el Montserrat viajaban 1.498 personas. Habían partido de Gibara el 17 de octubre rumbo a Cádiz dejando atrás para siempre sus vidas, tan españolas y tan cubanas a la vez. A las 7 de la tarde del día 1 de noviembre, el buque de la Compañía Trasatlántica doblaba la Punta de San Felipe y las autoridades se negaban a que atracara en el Puerto gaditano aduciendo diversas razones. En medio de dificultades indescriptibles ycircunstancias heroicas viajaban oficiales del Ejército y de la Armada, con sus familiares,viudas…, y más de 1.200 cabos, cornetas y soldados, 800 de los cuales padecían enfermedades graves o gravísimas. Durante el trayecto de irreparable despedida de su España cubana y americana, fallecieron 96 pasajeros y 7 más perecieron en las aguas de la Bahía. Otros 100 pasajeros trasladados al Fuerte de San Luis fueron enterrados sin lapresencia de sus seres queridos en una fosa común del cementerio de Puerto Real. Sólo el capitán del Monserrat ha recibido reconocimiento oficial, el legendario Manuel Deschamps, único civil que descansa en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.La legislación europea, estatal y autonómica sobre patrimonio histórico -material e inmaterial- exige reconocimiento, conservación, protección y promoción de los bienesdeclarados de interés cultural, así como el derecho de acceso a los ciudadanos. Y el artículo 1 de la Ley de Memoria Democrática de 2022 asume como su objeto “larecuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática, entendida ésta comoconocimiento de la reivindicación y defensa de (…) los derechos y libertadesfundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España”.No sólo se han paralizado durante más de un siglo todos los intentos de reconocimientoa la gesta humanitaria y sanitaria del Montserrat y del Fuerte de San Luis, sino que, paramayor agravio, el lugar ha quedado progresivamente abandonado a un estado de crónico deterioro y ausencia de memoria, recuperación y difusión como patrimonio material einmaterial. Sin duda, una falta de respeto intergeneracional a la dignidad, la identidad y la verdad que corresponde a toda persona según el vigente constitucionalismo europeo; y sobradamente, por sus contrastados méritos, a la tripulación, los cinco médicos y los pasajeros del “Montserrat” en su histórica e indeleble travesía desde Gibara a Cádiz. A la espera del ya inaplazable cumplimiento de la ley, el Fuerte de San Luis nos interpela como monumento vivo a la desmemoria desde su bello rincón en las aguastranquilas del saco interior oeste de la Bahía, tan cerca de un puente en busca de nombre:el de los españoles de Cuba, el de los últimos de la América Hispana, el de Iberoamérica…

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