Prosperidad

El Alambique

30 de noviembre 2024 - 07:00

Leo en el Diario la muerte de un sin techo en una calle de Cádiz. Me estremecen estas muertes de los don Nadie. No quería hablar de la muerte y sin embargo, tras el impacto social de la última dana, los informativos no paran de recordarla. Hace pocos días hemos recibido el golpetazo de la muerte de un amigo muy querido. Sentimos su ausencia como si de un familiar se tratara. Nos deja muy buenos recuerdos.

Mi intención al sentarme a escribir, repito, no era hablar de la muerte, sino de una prosperidad compartida que la evite. Es tan patético que fallezca alguien en la calle solo, con lo que bajan las temperaturas al atardecer. Me paro a pensar si habrá alguien que conozca su nombre. Si le echarán de menos. Quién o qué le enredó en la miseria. Por qué rechazó las oportunidades que la vida le ofreció. Mientras, como si nada pasase, todo sigue. Se oculta el suceso desagradable y saltan las luces de las ciudades al son del bienestar del pueblo.

Prosperidad, nos han insistido, se escribe con “p” de persona. Con “p” de posibilidades de reinserción. Con “p” de progreso, que no esté basado ni medido por la capacidad de consumo excesivo de estos días que nos venden como mágicos sino en la búsqueda de una sociedad más equitativa. Más equilibrada. Más pensada.

Prosperidad se escribe con “p” de proyectos que se lleven a cabo donde más falta haga. Que puede ser en la calle de al lado, en un pueblo valenciano, o de desarrollo, en los países más pobres. Merecerá ese nombre si nos permita a todos vivir con dignidad.

Desde el otro lado de los mostradores se nos induce a gastar con alegría. Es el grito de la sociedad de consumo. ¿Quién se resiste? Son días de descuentos insertados con facilidad y tan heredados como Papá Noel y sus renos pero, cuidado señores. No consintamos que nos oculten al Nacimiento.

Compre lo que usted crea conveniente, pero si es posible, hagámoslo sin olvidarnos de que la prosperidad debe de compartirse. Posibilidad de donaciones y mercadillos solidarios no van a faltarnos.

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