El órdago maquiavélico de Sánchez

Esperar a unas elecciones decembrinas hubiera deteriorado más aún su dañada imagen pública

Cuando el presidente del gobierno anunció el adelanto electoral al 23 de julio no pude sino recordar aquellas palabras que le dedicara en octubre de 2021 el preclaro Arturo Pérez-Reverte: "Tiene todos los atributos del personaje maquiavélico: Malo, chulo, ambicioso, arrogante, cínico, e interesante". Quien conociera, aunque fuera levemente, a Pedro Sánchez sabría que no iba a entregar la cuchara, que no se iba a dar por amortizado, sino que debía llevar por lo menos un año preparando sus siguientes pasos, en el pre conocimiento de unos resultados electorales perniciosos que pondrían su bella cabeza en una picota a la puerta del congreso.

Si miramos el devenir de los sucesos de manera retrospectiva veremos que todo sigue un plan más o menos lineal y preconcebido: el bulo de Tezanos (la intención de voto), la liberación de presupuestos para publicidad institucional (400 millones), el declive de sus socios de gobierno (la disgregación podemista), la esperada subida de los partidos de centro-derecha aupados por la caída de Ciudadanos, y la postrera debacle electoral sin solución de continuidad. Todo eso estaba en su hoja de ruta, en la agenda 2023 de Sánchez, que contaba con la presidencia de la UE para su trabajo promocional.

Dijo PS que decidió adelantar las elecciones generales «el domingo», como si le hubiera caído una manzana newtoniana en el coco, por casualidad, y lo que es más grande, lo dijo como si se lo creyera. Ha perfeccionado nuestro maquiavélico presidente esa taimada habilidad hasta convertirse en maestro Zen, en un sensei de la mentira, en Loki redivivo. Se me ha ocurrido el adelanto el domingo, explica sin reírse (o al menos, sin que se le note que se está riendo internamente), por responsabilidad, y blablabla (ahí mis oídos cambiaron de canal). Y lo hace como un movimiento de ajedrez más en la búsqueda inagotable del éxito y la perpetuación: es una jugada maestra. He got game.

Esperar a unas elecciones decembrinas hubiera deteriorado más aún su dañada imagen pública: hubiera permitido avanzar los pactos electorales del espacio Podemos-Sumar, el PP de Feijóo se hubiera consolidado más, los alcaldes y presidentes autonómicos de nuevo cuño montarían su campaña (y ya se sabe lo que manda un alcalde electo en su pueblo), le hubieran roto el pacto de gobierno los unos (Yolanda Díaz es de las que las mata callando) y los otros (Rufián, Bildu y demás se quedaron sin afilar las dagas). Por no hablar de las huelgas de Justicia, Sanidad, Educación… Es decir, a Sánchez no le era en absoluto positivo esperar a que la catástrofe le saliera al paso.

Por esto adelanta Pedro Sánchez las generales lanzando un órdago maquiavélico: para coger a contrapié a todo el mundo, para reducir el número de votantes vacacionales veraniegos presenciales (el voto por correo subirá poco y podrá utilizar el argumento del trumpismo y el pucherazo), para que Macarena Olona monte  de la nada un partido republicano "ni de derechas, ni de izquierdas" que robe votos a Vox y/o al PP y casualmente lo presente ¡en el Canal 24 Horas de TVE! Cómo cambia el mundo. El presidente resiliente no está dispuesto a dejar que nadie le robe ese trono que tanto le costó ganarse y luchará hasta sus últimas fuerzas, que serán las nuestras, por otro lado. Que pocas nos quedan ya, a estas alturas.

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