Creo que los refranes y los dichos son una misma cosa, expresiones de origen popular repetida tradicionalmente de forma invariable. Desde la ortodoxia gramatical reciben el nombre de locuciones adverbiales, pero bueno, vamos a dejarlo en lo primero para que nos entendamos todos. 

Confundir las churras con las merinas; a río revuelto, ganancia de pescadores; no hay mal que por bien no venga… No sé, ¡hay tantos…! Pero no se trata de hacer un inventario sino de señalar que muchos de esos refranes, ¡quién lo diría!, se han convertido en programas políticos -o casi- y en la síntesis de lo que persiguen todos los encargados de condicionar las actitudes/reacciones de un pueblo que no sabe cómo detener lo que se le está viniendo encima. 

No voy a caer en la estupidez de recurrir a las hermosas vacaciones pagadas de los que tienen la obligación de solucionar los problemas pendientes, ni en pedir que dimitan ante la evidencia de sus incapacidadesmanifiestas. ¿O se necesita más para que se vea que no sirven ni para estar escondidos?

Al final, como ocurre siempre que no se encuentran soluciones, se dirá: entre todos la mataron y ella sola se murió o, como dijo Lorca: Aquí pasó lo de siempre. Han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses. Es decir, aquí nadie es culpable y siempre habrá un roto para un descosido.

De la "España como problema", de Laín Entralgo, a esta España de "varietés" media un abismo. Si digo varietés y no comedia, esperpento, tragedia o drama, por ejemplo, es porque estas formas teatrales precisan de un argumento, mientras que el varieté es un espectáculo en el que se alternan actuaciones musicales, humorísticas y de otra índole: bufas, picantes, disparatadas… ¿me explico?, sin más intención que distraer al público de la sala que es el que paga todo y el que mantiene a los actores sobre el escenario.

La política que se practica ahora es de varieté. ¿Muertos por coronavirus? Bueno, sí, ¡pero qué le vamos a hacer! ¿Crisis económica? , todo el mundo la está padeciendo; son ciclos. ¿Desastre en la sanidad? ¡Pero quién iba a pensar…! ¿Que el sistema educativo es una mierda? No tanto, no tanto, hay países que ni se lo han planteado; tan es así que 63 millones de niñas jamás irán a la escuela; que 16 millones solo asisten, como mucho, un par de años; que los niños en esta misma situación pasan de los 18 millones. Aquí sin embargo hasta hay colegios que exigen llevar uniforme.

España, pues, es un país privilegiado y hay que reconocer que si algo está fallando son los ciudadanos -Sánchez, dixit- reacios todos a obedecer a los mandamases que se esfuerzan por elevarnos a los altares del bienestar; pero no nos dejamos, ni reconocemos los sacrificios que esa élite sublime hace por todos nosotros. 

Claro que para eso están los refranes: a buen hambre no hay pan duro; a mal tiempo, buena cara; crea fama y échate a dormir; muerto el perro se acabó la rabia. Y a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. ¡Aggg, refranes!

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