Ante la confusión existente a pesar de todo lo hablado y escrito sobre la libertad sexual, cualquier pareja esporádica que lo intentara o intentase debiera estar al corriente de lo que se lleva esta temporada que, según el Ministerio, "pasa a ser un bien jurídico protegido por la ley"; es decir, que ya no se trata de que la víctima oponga resistencia, sino de que diga que sí solo cuando quiera mantener relaciones sexuales, y que esto solo será válido cuando "libremente por actos exteriores, concluyentes e inequívocos conforme a las circunstancias concurrentes, exprese su voluntad de participar en el acto". 

No obstante, como esto puede interpretarse de forma subjetiva y el alcohol trastorna bastante, parece que se está amañando un protocolo para que ninguno de los involucrados se vea con un lío a cuestas. Así que la susceptible de arrepentimiento tardío deberá ir a donde le digan y comprar un impreso ad hoc con póliza incluida. Lo rellena con todos sus datos y los de su pareja hasta las dos generaciones anteriores a las suyas. Naturalmente ante un testigo o una testiga que pueda avalar que es un acto voluntario, libre de todo condicionamiento y/o coacción, inspirado exclusivamente por un apretón sexual. El impreso aportará la firma del concejal o de la concejala de Igualdad de su ayuntamiento, aunque deberá saber que el colchoneo sólo podrá llevarse a cabo dentro del término municipal y que, caso de que se piense salir de esa demarcación tendrá dos opciones: o solicitarlo en el municipio que se elija, estén o no empadronados en él, o elevarlo a la Consejería de la Comunidad Autónoma donde se perpetre el acto. En este caso, y dado que el papeleo pueda retrasarse un par de meses, ha de saber que la validez del mismo podrá prolongarse hasta noventa días, con la ventaja de que contará a partir de la fecha de aprobación y no la de solicitud. Este pasaporte tiene un recargo y no se le podrá llamar impuesto porque dependerá de las estrellas del hotel que elija. ¡Ah, un pequeño detalle!: los presuntos copuladores deberán aportar certificados de RH compatibles y haber pasado el PCR setenta dos horas antes; no están los tiempos para riesgos inútiles. 

Evidentemente nada más lejos de las administraciones que tener controlado a las parejitas. Cada uno será libre para elegirla, así como el sexo de la misma, la hora de la coyunda, el tiempo calculado, si habrá bises y si utilizará el spa con o sin masajista tailandés. 

Recuerde el lector que todo lo expuesto es, aún, un anteproyecto en el que trabajan dos comités de expertas y que en principio tienen disparidad de criterios no por razones éticas o morales, ¡por favor!, sino por cuestiones tecnológicas de difícil acoplamiento, tales como si los pagos podrán hacerse en efectivo o con tarjeta y si todo el papeleo podría simplificarse con el uso del móvil, como se hace ahora en las cajas del supermercado y en las compras online.

No les proporcionarán trabajo, pero no podrá decirse que estos gobiernos no miman a los botelloneros/as cum laude.

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