Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Quizá no todos, pero los que estamos recelosos por la presión permanente a la que estamos sometidos, recordamos a Pascal (1623-1662) y su famosa ley: "La presión ejercida en cualquier lugar de un fluido encerrado en un recipiente se transmite por igual en todas las direcciones; es decir, la presión en todo el fluido es constante". Claro que saber esto es una de las secuelas nefastas que se producen por haber cursado un bachillerato con asignaturas ridículas, como las Ciencias Cosmológicas. ¡Quién iba a imaginar entonces que con el paso de los años nos convertiríamos en fluidos! ¿Le pongo una ejemplo?: la publicidad.Al principio casi todo se copiaba del extranjero y el modus operandi consistía en exhibir anuncios con los productos acompañados de modelos femeninos -¡maldito machismo!- como reclamo. Lo importante era que el público conociera la forma física de lo que se trataba vender porque el mercado no tenía cultura visual y llegaba a confundir el paipai con el abanico.

Aquello funcionó, quedó anticuado por aquello de los escarmentados. En la actualidad la cosa se desliza por el camino de los consejos salvadores. ¡Qué ternura inspira cuando nos sugieren la necesidad de una dieta o de un seguro de vida! Que de paso nos indiquen dónde podremos conseguirlos es lo de menos, lo importante es que no estamos desahuciados y que tal o cual marca o establecimiento tienen la solución a nuestros problemas. Mire si no: "Cárgate de vitaminas cada mañana con los mejores exprimidores de naranjas eléctricos". "Los mejores colchones viscoelásticos: salud y descanso". ¿Podría decirse que hay mala intención en estos consejos? ¡De ninguna manera! Claro que, por ponerle un pero, explícitamente nos señalan donde adquirir esas muestras de felicidad, tal es el caso de las ideologías políticas. ¿Se entiende ahora la presión de los líquidos que decía Pascal?

Pero hoy es curiosa la forma en que han variado los mensajes publicitarios y como se pasa de las carencias a las voluptuosidades. ¡Por favor! ¿Cómo no acusar el impacto emocional del paso de la alpargata de los pobres a las de diseño cuando nos presionan para que nos creamos con los mismos derechos que los bienaventurados que no necesitan saber ni el precio? Servidor ya ha conseguido dos pares de esas que cuestan 115.000 euros, PVP.

¿Ve como todo es cuestión de enfoque?

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