Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

El hombre blandengue

Hemos de tender siempre a la igualdad, y buscar la fortaleza de espíritu, que es algo que tiene, incluso, quien carece de alma. Pero sin que nos vendan la moto con irreales videoclips de baratillo. El paternalismo también es machista

Tiene toda la razón el Ministerio de Igualdad del Gobierno de España, hay que acabar con la figura del hombre blandengue. ¿O no es eso lo que pide su anuncio, al margen de buscar promoción política a través de la polémica? Utilizando imágenes de una aparición televisiva del Fary en 1984, Irene Montero ha montado un videoclip con nuestro tan necesitado dinero público. El vídeo presenta a cuatro hombres: el primero, un chaval que llora y es consolado por otro (de color), el segundo, un tipo con el cabello teñido de rosa que cocina para unos amigos, el tercero, un tipo que cuida a su bebé y visita a su anciana madre y un cuarto que cambia el orden de los apellidos en el buzón comunitario. Todo muy woke, término que, para nuestra sorpresa, no significa "gilipollesco", seguramente porque sonaría muy machista.

La ministra rescata del archivo de RTVE unas frases del célebre y tan querido artista madrileño, pronunciadas hace casi cuarenta años, para denunciar los roles de género y la intolerancia. Podría haber utilizado un videoclip de Miguel Bosé cantando Los chicos no lloran, o la cabecera de Con las manos en la masa. Pero no, prefirió levantar al Fary de su tumba, posiblemente porque él ya era recio y riguroso de vivo.

Montero yerra en su objetivo: el hombre blandengue de este siglo XXI no tiene nada que ver con el que denuncia, del XX. El nuestro resulta un sujeto débil y meditabundo, que se ahoga en un vaso de agua al mínimo percance, que se divorcia a los pocos meses de la boda, que no consigue superar su paternidad y la pérdida de libertad que ello supone. Ese mismo hombre blandengue se ofende rápido y por cualquier cosa, hace la compra y cocina, pero azotaría a la vecina hasta que sangrara, y siempre está indignado exhibiendo su volubilidad en las RRSS, sabedor de que sus (estúpidas) opiniones pueden encontrar ahí cierto apoyo.

La presidenta de la CCAA de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, siempre atenta a lanzar un dardo cargado de ponzoñosa actualidad al ojo ajeno, ha tildado de hombre blandengue a Pedro Sánchez, aunque considero que se equivoca. Pese a sus andares de anguila y su apariencia frágil aunque estilizada, el presidente del gobierno no blandea. Todo lo contrario, es una muestra exacta de la dureza, férrea como el tesón. Una vez fue yunque, dicen de él.

Por el contrario, Irene Montero siempre me pareció blandengue, ontológicamente hablando. Una mujer a la sombra de su pareja, elevada a labores de suma importancia antes del momento en que le correspondía por su relación intrínseca con el primero es, para mí, blanda. Queda un año para las elecciones e Irene se sabe débil, a la sombra, ahora, de Yolanda Díaz. Quizás por eso contesta a Ayuso que a Feijóo no le gusta fregar los platos. Pensará que, para lo que le queda en el convento, mejor gastar "su" presupuesto y hacerse notar. Pero como dijo en su día el grupo punk Mamá Ladilla en su canción El hombre blandengue: "Soy el hombre blandengue/ Llevo aquí desde siempre / Déjame que contemple /Cómo en mí te conviertes".

Hemos de tender siempre a la igualdad, y buscar la fortaleza de espíritu, que es algo que tiene, incluso, quien carece de alma. Pero sin que nos vendan la moto con irreales videoclips de baratillo. El paternalismo también es machista.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios