Feliz Nochebuena

24 de diciembre 2025 - 03:06

Feliznavidad a todo el orbe amarillo, a todos los que conocemos las agujas doradas o dolorosas del pesebre del fútbol, como diría don Luis de Góngora. Un pesebre hiperamarillo para los gaditas de pro. Eso es inexcusable. A veces, repito, más lleno de saetillas dolorosas que van directas al sector futbolero de nuestro entendimiento que al voluptuoso disfrute. O a la pena, penita, pena. O al cabreo más mordaz. Léase goles. Y es que el fútbol, como la vida, duele. Siempre, aunque seas hincha del City o del PSG, o del Barçamadrid el furbo duele. En esto del dolor balonero hay grados, desde luego no hay que olvidar que tras una Nochebuena, resplandece un Nacimiento divino. Divino de amarillo. Para todos los aficionados al balón, alegrías de un nacimiento de su equipo del ánima. Nuestra Nochebuena, fue buena. La noche fue buena, buena a pesar del frío y la fina lluvia. Noche buena porque Dawda, en un segundo tiempo de agilidad tan inédita como ofensiva, dejó al Castellón en castillito. Y eso que los del murciélago de remembranzas draculinas nos asaetearon sin piedad durante todo el primer tiempo. The first half (primer tiempo) lo jugaron los del negro y el blanco en el terreno capitaneado por un Aznar convincente. Pocas veces salió el balón de esa zona. Porque el Cádiz esta temporada crea muy poco fútbol en el centro del campo que es donde se origina todo el juego. Sala de máquinas de cualquier equipo que pretenda ganar un partido. Los pundonorosos Mussa y Ortuño, no son Pedri. Aunque sería razonable que, sin llegar al óptimo canario, fueran al menos un poquito y de vez en cuando aquella media inolvidable de Ortega-Eloy-Ibáñez. Sin dejar de lado al chileno de botas de oro: Fernando Carvallo.

Nuestro nacimiento ha tenido un nombre que nunca sé como pronunciar, Dawda. ¿Dauda, Dafda? El asunto es que nos ganó el partido. Una galopada maravillosa de Pascual, con perfecta cesión al grande, le permitió a éste empezar a crear una esperanza que ojalá se multiplique durante toda la temporada. El otro se lo cocinó él solito. Galopada brutal y definición muy acertada. Dos golazos brillantes, como estrella de Belén.

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