"Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos magos procedentes del Oriente llegaron a Jerusalén diciendo: ¿dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle".

Con estas palabras, San Mateo relata el camino que siguieron los Reyes Magos guiados por la estela de una estrella que les llevó hasta el niño Jesús. Esa misma estrella fue vista por última vez en la Edad Media. Recientemente hemos sabido que, casi 800 años después, en este fatídico 2020, volverá a ser visible en los días centrales de la Navidad.

Más allá del significado teológico, la ciencia aporta las razones que explican este acontecimiento por la excepcional alineación entre Júpiter y Saturno. Aun así, estrella de Belén, déjame preguntarte algo: ¿por qué apareces justo ahora? Qué oportuna, ¿verdad?

Quizás seas la esperanza de los que pasarán estas fiestas lejos de su tierra para esquivar al virus y proteger a los suyos. El vínculo de tantas familias separadas por cientos de kilómetros. Quizás seas la estrella de la ilusión, la estrella del “volveremos a”, justo en el momento que empezamos a atisbar el fin de esta calamidad. La estrella que guía y reconforta en un mundo confuso y asustado. Un motivo, un propósito por el que seguir adelante. Porque en la penumbra de quien vive con angustia, con necesidad, tu brillo y tu luz es algo a lo que aferrarnos.

¿Quién eres, estrella de Belén? ¿Quién se esconde, tímido, tras de ti? ¿Qué vienes a mostrarnos? Creo que no eres más que el reflejo de la luz de tantas personas que se han dejado la piel ayudando al prójimo, cuando más lo ha necesitado. Sanitarios, ONG, parroquias, bancos de alimentos, voluntarios, comedores sociales, funcionarios públicos…Tantas y tantas personas que han dado un paso al frente para que las heridas de la pandemia fueran menos dolorosas. Sin duda, vienes a elevar al cielo esta generosidad que en la Tierra rozamos y, a veces, no valoramos.

¿Acaso, estrella, no eres el refugio donde tantas personas buscarán a los seres queridos arrebatados por la pandemia? Te mirarán por la ventana, para esconder una lágrima al ver una silla vacía. Una estrella reconfortante. ¿Acaso no has venido a esto, estrella de Belén?

Vienes a pedirnos que levantemos la mirada de nosotros mismos. Eres la estrella que nos recuerda que ninguna pandemia nos quitará lo más preciado que tenemos. Amarnos, cuidarnos y querernos los unos a los otros. Vienes en 2020, estrella de Belén, para que no olvidemos de qué va la vida. Ella, que es fugaz, como tú. Para marcarnos, ojalá, el camino hacia un mundo más justo. Con menos peleas y desigualdades. Una vida para vivirla y brillar como tú hiciste para guiar a los reyes de la ilusión. Esa que, hoy, tanto necesitamos.

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