Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Análisis

Ana Sofía Pérez Bustamante

"Tus cartas son un vino..."

Es curioso lo perseverantes que somos, como especie, en nuestros gestos simbólicos. Conmemoramos este año los 75 de la muerte del gran poeta Miguel Hernández. En su tumba, en Orihuela, la familia ha puesto un buzón para quienes quieran enviarle un mensaje. También, y antes, se colocó un buzón en la tumba de Antonio Machado en Collioure. Hace miles de años, los egipcios tenían la costumbre de depositar en las tumbas sus "Cartas a los Difuntos": misivas para enviar saludos, contar las novedades de la casa, pedir consejo, auxilio, protección. Porque los difuntos eran espíritus luminosos entre el mundo y el trasmundo. Entonces, en Egipto, bastaba con ser un muerto. En el mundo cristiano había que ser santo. Hoy día, basta con haber sido un ciudadano muy ejemplar, lo que ni es fácil ni es poca cosa. No son tantos los poetas con estatus de "mediadores", "mensajeros", como decir, antiguamente, "ángeles". Lo bueno que tiene la poesía es que los versos son fórmulas mágicas que atrapan el sentimiento y el ser. Y lo que se dice, en el acto de decirlo, está siendo, está sucediendo: es. La semana pasada celebramos en Filosofía y Letras un homenaje a Miguel Hernández. Durante una hora mágica 18 muchachos y muchachas fueron Miguel Hernández, y éste volvió a ser a través de distintos cuerpos para dar entidad a los tres grandes universales del sentimiento humano; las tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Fue un acto sencillo y perfecto. Guardo en la memoria las voces de mis alumnos, extrañamente poseídos por la ocasión de ser la voz de la especie. "Tus cartas son un vino / que me trastorna y son / el único alimento / para mi corazón./ [...] Aunque bajo la tierra / mi amante cuerpo esté,/ escríbeme, paloma,/ que yo te escribiré:/ cuando me falte sangre/ con zumo de clavel,/ y encima de mis huesos/ de amor cuando papel". Hay quien piensa que en el mundo de hoy las letras y la filosofía están de más. Pero no es así. Si ustedes ven una película como Divergente, que es ciencia ficción, verán qué significan hoy las letras: es la familia de los valores de la sociedad, la sede de "Abnegación". No es la única, pero sigue siendo imprescindible.

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