El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

El autocontratado

REUNIDOS de una parte Antonio Caraballo, gerente del IMUCONA, y de otra Antonio Caraballo, libre y espontáneamente otorgan el presente contrato de trabajo…”. Y misma firma en la casilla “el trabajador y “la empresa”. Así, en 1984 Antonio Caraballo, un ex alto cargo de la Falange aprovechó su condición de gerente interino del IMUCONA para contratarse a sí mismo como gerente indefinido con un sueldo de 1.598.675 pesetas anuales, un sueldazo por entonces. Y 35 años después sigue mandado más en el ayuntamiento que alcaldes y concejales, y cobrando un sueldo desmesurado, 72.190 euros anuales; el del alcalde es de 47.933.

Todos los alcaldes y todos los concejales y concejalas de Medio Ambiente –de todos los colores políticos- que lo han mantenido como valido, han argumentado su gran capacidad de gestión. Afirmación sorprendente si se tiene en cuenta su analfabetismo funcional en temas ambientales y el fracaso de los proyectos que ha impulsado, que han costado cientos de miles de euros al erario municipal, o sea, a todos. Cabe recordar el aula de naturaleza en vagones en La Puntilla, el coto de pesca, los sucesivos proyectos de campo de rugby o el centro de animales. A lo que hay que unir una gestión nefasta en el área de Medio Ambiente, primero como gerente vitalicio y, tras la disolución del IMUCONA en 2004, como jefe de servicio, sin tener ningún tipo de titulación. Miles de árboles han sido talados en El Puerto con el apoyo de quien debería velar por su protección; miles de palmeras muertas porque decidió no tratarlas contra el picudo; pérdida de la concesión municipal del camping; encubrir el mal funcionamiento de la EDAR…

Experto en trabajar en las cloacas, conspirador conspicuo, siempre ha actuado con total impunidad, incluso cuando se ha visto salpicado por escándalos como prebendas de concesionarias, usurpación de funciones, autorizaciones ilegales, promotor urbanístico… Cuando lo sancionaron por fumar en su despacho, la multa la pagó el ayuntamiento.

Ha jugado en todos los partidos políticos, llegando, a ser secretario de organización del PSOE; después hombre de confianza de Hernán, Moresco, Candón… y ahora Beardo lo encumbra a un inexistente puesto de coordinación de áreas municipales. Que se cuide el alcalde de su nuevo cortesano.

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