La Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, dirigida por Ciudadanos, ha instado al Ayuntamiento de El Puerto para que permita que en el Plan Especial del Conjunto Histórico (Peprichye) se incluya la posibilidad de habilitar pisos y viviendas turísticas en el casco urbano de la ciudad. La introducción de esta modalidad de negocio turístico, a mi entender, sería un error: supondría una dificultad añadida para conseguir rehabilitar y repoblar el casco histórico y tendría un impacto negativo en la calidad de vida de las familias y residentes de la ciudad.

El arquitecto redactor del Plan Especial del Casco Histórico, Manuel Ángel González Fustegueras, urbanista de reconocido prestigio, prohibió los pisos turísticos en el documento de aprobación inicial del Peprichye. Este hecho despertó el rechazo de algunos propietarios de pisos y viviendas en el centro, que ven en esta modalidad una oportunidad de negocio mayor que el alquiler tradicional por meses o año a un arrendatario fijo.

Sin embargo, está demostrado que mezclar en un mismo bloque pisos de familias que viven de manera estable con grupos de turistas que rotan constantemente y carecen de vínculos con la comunidad, genera conflictos en la convivencia y una merma considerable de la calidad de vida de los residentes permanentes. Los bloques de viviendas fueron construidos para uso residencial y no como negocios turísticos. Se castigaría con ello a los portuenses que residen en el casco histórico, que para más inri son los de menor renta de toda la ciudad.

Está comprobado además que las viviendas turísticas elevan los precios de los alquileres convencionales, haciendo prácticamente imposible para los jóvenes que se quieran independizar acceder a una vivienda y plantearse un proyecto de vida. Pero además de este impacto negativo, los pisos turísticos actuarán como revulsivo para impedir la fijación de población estable en el centro (ya que se dañará la tranquilidad y el descanso en las comunidades).

Por último, la aprobación de esta modalidad de negocios hará poco atractiva para los grandes inversores la construcción de hoteles o edificios de apartamentos turísticos, a los que se les imponen requisitos mucho más exigentes, lo que podría dar al traste con la rehabilitación de edificios del patrimonio histórico portuense, uno de los principales objetivos del Peprichye.

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