El parqué
Escasas variaciones
Toc, toc. ¿Sí? Hola, buenos días, soy Míster Blackout. ¿Perdone? Apagón, me llamo Apagón, pero Blackout queda mejor. Ah, ¿y qué desea? Quisiera inspeccionar su vivienda, necesito comprobar el estado de miedo en que vive usted y su familia. Perfecto, pues pase, pase, por favor, no hace falta que se quite los zapatos. Tiene usted todo muy bien ordenado, ¿me deja ver su despensa? Por supuesto, mire. Mmm, veo que ya tiene los botes de salchichas y las alubias en tomate. También tengo latas de melva. Eso es estupendo. Gracias. ¿Tiene usted generador eléctrico? Pues claro, ¿quién no tiene uno en casa?; este me lo regalaron hace ya tiempo, pero funciona, se lo aseguro. Perfecto. También tengo aquí la caña de pescar preparada, y los aparejos. ¿Y la gorra? Ah, sí, la gorra de los Nicks, cómo se me iba a olvidar, sin ella no se puede ir a pescar. ¿Y esos discos de ahí? Por si acaso tenemos que salir corriendo, los discos de Dolly Parton y de Kenny Rogers se vienen conmigo. Ya, entiendo, qué prudente. Había que elegir, no podríamos llevarnos toda la música que escucha mi familia a la vez. Bien, me alegro de que piense así. También he dejado el bate de béisbol junto a la puerta. ¿Para qué? Por si llama alguien indeseable. Pues bien que me ha abierto usted y me ha hecho pasar sin titubeos, sin saber quién soy realmente. A ver, un error lo tiene cualquiera. Debió usted tenerme más miedo. Pero usted no tiene pinta de suponer un peligro para la integridad de mi familia nuclear. ¿No le basta con mi nombre? Lo siento, he empezado mal. Más lo siento yo, que tendré que ponerle un negativo. ¿Lo puedo subsanar de alguna manera? Sí, abonando una indemnización cuando me firme la factura de la visita. Vale, vale, ¿y para quién decía que trabaja usted? Ah, no se lo he dicho, trabajo para una agencia de colocación. Pero yo no busco trabajo. Es igual, solo estamos haciendo un inventario de personas aptas para trabajar con miedo, que no protesten, que paguen en silencio. Ah, guay.
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