A decir de Platón, la música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas. De fondo -mientras escribo estas líneas-, la voz armónica de Montserrat Caballé, con su insuperable: 'O Mío Babbino Caro'. Desde octubre pasado, la Escuela de Música Armonía es, en El Puerto, una palpable y sonora realidad. Ocupa una superficie de 560 metros cuadrados de la antigua Lonja Pesquera, junto a las oficinas de los catamaranes que van a Cádiz. Cuenta con ocho aulas para impartir clases de diferentes instrumentos, dos aulas para teoría, dos aulas para enseñanza infantil y una sala polivalente en la que se realizan conciertos y actividades, con capacidad para 150 personas.

Aquí, el arte de formar y enlazar los acordes va desde la estimulación, iniciación y lenguaje musical hasta enseñanza instrumental de piano, guitarra, violín, violonchelo, saxofón, flauta, clarinete, canto o teoría musical. Y tiene, sin duda, vigencia las reflexiones de Víctor Hugo, cuando defendía que la música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible estar en silencio.

Recién iniciada, la Escuela de Música Armonía aspira a convertirse en un punto de encuentro, donde los que formamos la comunidad integrante convivamos y aprendamos a ser tolerantes y libres. De manera arriesgada y valiente, este proyecto hecho realidad, se suma a las iniciativas culturales que tanto hacen falta en una sociedad que quiera definirse como avanzada.

Y mientras, Juan y Cloti -personas muy ligadas a la música en nuestra ciudad-, e impulsores de Armonía, declaran a los cuatro vientos cuál es su pasión. Creen, a pie juntillas, que la música enriquece el corazón, nutre la mente y cura el alma. Y entienden que su poder puede transformar la vida de los mortales. A escasos meses de su apertura, Armonía comienza a ser un referente para todos los aficionados a la música. Acérquense y disfruten.