La esquina del Gordo

Confrontación y cooperación

¿Y si ese dinero gratis et amore se le hubiera destinado a los empresarios para que crearan puestos de trabajo eximiéndoles de pagar una parte de los impuestos que han de satisfacer al Estado por cada trabajador?

En una reciente entrevista, el ex-todo, Javier Solana, entre otras lindezas ha dicho: "En el mundo de hoy necesitamos cooperación, pero obtenemos confrontación". 

Ya se sabe que la importancia de los pensamientos no se acredita por su profundidad, sino por quien los dice. Un famosillo en candelero llega a más gente que un profesor de filosofía; es triste, pero ¡qué le vamos a hacer! No es el caso de hoy a pesar de que no todo lo que produce la abeja es miel.

Al hilo de esto parece ser que el señor Solana pretende disculpar lo que ocurre en España poniendo al mundo por paraguas; tímidamente pide árnica para los desastres provocados por sus compañeros de partido en el gobierno sociocomunista que nos está llevando a la ruina. 

Vamos a ver, don Javier. Lo que usted quiere decir es que por mal que lo estén haciendo Sánchez-Iglesias, ¿hay que seguir ayudándoles cooperando con ellos? ¿Que la confrontación, en este caso, no es una necesidad para que todo no salte por los aires cuando todo ya ha saltado? Decir, como ha dicho SU presidente: "No vamos a permitir más infancias rotas ni más generaciones perdidas", ofende hasta las sensibilidades de pedernal, que tanto abundan en SU partido. ¿Es que este sujeto no tiene el más mínimo pudor? ¿Es que de verdad cree que una infancia rota la va a remediar con limosnas a cobro revertido? ¿O es que pretende tener a generaciones con la boca abierta pendientes del dinero que siga robando -vía impuestos- a los pocos que sigan trabajando?

El capital huye de España. Y cuando digo capital me refiero a ese dinero que sirve para crear puestos de trabajo. También, consecuentemente, el que se aprovecha de un gobierno de chichinabo para implantar sus leyes de mercado, que es lo que están haciendo. Nadie puede confiar ni invertir en un país cuyo propio gobierno lo lleva a la bancarrota.

¿Se queja, señor Solana, de que nadie en su sano juicio preste colaboración a toda esta salvajada? A usted no habrá que recordarle quién fue Francisco Romero Robledo; sí, hombre, el predecesor de todos los que, doscientos años después, compran votos a costa del erario público. Decirlo ahora que se ha implantado el Ingreso Mínimo Vital viene a cuento como todo lo que se está haciendo para alcanzar la ruina de todo el país so pretexto de favorecer a los de las infancias rotas. ¡Menuda madriguera de fraudes! ¡Menuda manera de poner sordina a las fechorías de este gobierno! ¡Menuda guarida para vagos y maleantes! 

¿Me permite una última preguntita? ¿Y si ese dinero gratis et amore se le hubiera destinado a los empresarios para que crearan puestos de trabajo eximiéndoles de pagar una parte de los impuestos que han de satisfacer al Estado por cada trabajador? Quizás así se diera una oportunidad digna a los desgraciados y pudieran vivir sin limosnas, con el sudor de sus frentes, con sueldos ganados por derecho y de mayor cuantía que las limosnas.

Claro que cada uno es libre de confundir intencionadamente cooperación con confrontación.

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