Leiva y sus músicos, artistas y cómplices
música del mar
Dos horas de música en una noche llena de energía
La sorpresa fue la visita de Dani Martín, junto al que interpretó su conocido tema Terriblemente cruel
Con camiseta de Kiss, pantalones pitillo, botas de cordones y sombrero. Así entró Leiva el pasado sábado a un escenario en el que ya le esperaba su hermano Juancho, líder de Sidecars, y el resto de los músicos. Los primeros acordes de El último incendio, la canción que abre su último álbum, Monstruos, hicieron gritar de anticipación a las primeras filas y un Leiva sonriente se enfrentó al micrófono como quien se enfrenta a una batalla muchas veces ganada: con seguridad, aplomo e ilusión.
A los pocos minutos de empezar, los que siguen a Leiva desde sus inicios tuvieron su momento: la mítica Animales le dio el contrapunto perfecto a un comienzo de concierto quizás demasiado lento. A lo largo de la noche se sucedieron temas de su último disco, como la pegadiza Guerra mundial, con otras canciones de sus anteriores trabajos y algunas de las canciones más queridas de Pereza, entre las que destacó Como lo tienes tú.
Leiva es un gran líder y tiene carisma, pero su banda le rodea a la perfección y tuvo gran parte del mérito. Una percusión impecable, un guitarra solista, su hermano, que se lució y disfrutó aún más que con su propio grupo (sobre todo en su solo en Monstruos), y hasta un trompetista y un saxofonista muy bailarines convirtieron los discos de Leiva, en su mayoría bastante íntimos, en un concierto de rock en toda regla. Si había algún reticente entre los asistentes, seguramente a estas alturas ya sea un converso tras ver ese directo de casi dos horas.
La complicidad que ambos hermanos mantienen es evidente; en muchos momentos se notó que han crecido juntos, escuchando a los mismos grupos, tocando juntos y apoyando la carrera del otro. Como dijo Leiva al público: "Éxito para mí es que suene el telefonillo a las diez de la mañana, bajar y encontrar una furgoneta con todos mis amigos para salir de gira". Ése fue el punto fuerte del concierto: la energía y la complicidad.
Leiva tuvo palabras también, a lo largo de todo el concierto, para sus ídolos, entre los que se refirió al recientemente fallecido Chuck Berry como "nuestro jefe máximo" antes de acometer Los cantantes, muy en la línea de los primeros discos de Pereza y seguida poco después por Breaking Bad, con esos primeros acordes característicos. Tampoco olvidó a otros grandes como Janis Joplin o Jimi Hendrix, a los que afirmó ver cuando se come "una tortilla" (mirada cómplice incluida) con sus amigos.
Entre tanto rock & roll, dejó hueco también para sus temas más melódicos, como Eme, Miedo y Vis a vis, esta última comenzada en acústico y en solitario. Pero si hubiera que elegir la canción más coreada y que protagonizó el momento de la noche, ésa fue Electricidad: la explosión de energía por parte de los músicos hizo el resto, continuando con Estrella polar, otro de los temas clásicos de Pereza.
Alrededor de la una de la madrugada, llegó la sorpresa de la noche. "Veréis, cuando uno graba un disco, se tira una temporada pensando que es una mierda, que no vale para nada... y este amigo mío me trajo a Zahara, me puso un bañador, me dio comida, me cuidó..."; y con esas palabras presentó a Dani Martín, ídolo, junto a él y a Rubén Pozo, de los oídos de los adolescentes españoles de los 2000. El público por supuesto respondió; se juntaban en el escenario tres de las figuras de la música nacional de los últimos años para interpretar Terriblemente cruel, uno de los temas de más éxito de Leiva, junto con músicos a la altura.
Hicieron el amago de irse pero el público se quedó y no desistió, y por supuesto volvieron a salir. Sincericidio, el tema más alabado de Monstruos, y los archiconocidos acordes de Lady Madrid, de Pereza, pusieron punto y final a una, como dijo el de Sidecars, "larga noche de rock & roll".
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