Cultura

Una exposición que rememora los 40 años de trayectoria de Hernán Cortés

  • La Fundación Unicaja y Telefónica inauguran en Cádiz la retrospectiva ‘Cortés. Retrato y Estructura’, integrada por 75 obras con algunos de los retratos más relevantes del artista

  • Entre ellos figuran los de Rafael Alberti, Felipe González, Dámaso Alonso y Norman Foster 

En 1978 Hernán Cortés expuso por primera vez de forma individual en la sala de la Caja de Ahorros de Cádiz –actualmente integrada en la Fundación Unicaja–. Ahora, 40 años después, esta institución y la Fundación Telefónica han querido homenajear las cuatro décadas del inicio de la carrera expositiva del célebre pintor gaditano, que ayer inauguró la muestra retrospectiva 'Cortés. Retrato y Estructura', en una cita en la que se acompañó del presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, y que trae a Cádiz algunos de los retratos más célebres de la historia de la democracia española y de los personajes que la han protagonizado.

Precisamente el presidente de la Fundación Unicaja no quiso dejar pasar la oportunidad de evocar aquella primera muestra, de la que parafraseando “al célebre poema de que la poesía es un arma cargada de futuro”, ha dicho que “en ese caso era una pintura cargada de futuro, como luego el tiempo se ha encargado de demostrar”.

Y así se pone de manifiesto en esta exposición “de uno de los pintores más grandes de nuestro tiempo, consagrado al retrato”, dijo Medel, alabando una obra “que supuso una regeneración del retrato en la pintura española del siglo pasado y de éste, engrandeciendo así esa parte tan sustancial de la historia de nuestra pintura como es el retrato”.

Hernán Cortés, que acaba de reencontrarse con el catálogo de aquella primera muestra, explicó que éste era el momento “para echar una mirada retrospectiva a mi obra”. “Y qué mejor sitio que Cádiz”, ha añadido. Una tierra de la que “sí que me he sentido profeta porque siempre he recibido de esta ciudad un calor que agradezco de todo corazón”, dijo el célebre retratista de la vida parlamentaria. Hasta la sede de Unicaja gaditana ha traído un total de 75 obras que repasan su trayectoria a través de algunos de sus retratos más importantes. Una obra que se ha articulado en “círculos concéntricos”, desde los más cercanos y familiares, pasando por la Generación del 27, hasta consolidarse como retratista de los más ilustres personajes de todas las esferas de la vida pública y social del siglo XX y XXI. Una exquisita selección en la que pueden verse los retratos de Rafael Alberti, su mentor Dámaso Alonso, políticos como Felipe González y científicos como Severo Ochoa, entre otros muchos.

Pero el contenido de la muestra que previamente se ha expuesto en Madrid y que ha sido comisariada por Dolores Jiménez-Blanco no tiene que ver con la relevancia de estos retratados, sino con “la experiencia de pintar el paisaje de la Bahía de Cádiz en mi pintura de retrato, que es la más conocida por todos”.De hecho, relató, cuando a eso de los 17 años supo ciertamente que quería ser pintor, empezó a enfrentarse “a la inmensidad del plano de la bóveda celeste de la Bahía y a la línea del mar que marca el horizonte, que me hizo experimentar la grandeza de la creación frente a la pequeñez del ser humano”. Una experiencia espacial que junto a la variedad cromática de aquí “me han acompañado el resto de mi vida como pintor”, y que se ha enriquecido “con mi experiencia como pintor abstracto, lo que me permite situar en ese plano pictórico algo concreto y a entender que un retrato es ante todo un cuadro en el que se debe hacer una narración pictórica de una persona”.

Es esta búsqueda de la relación del modelo con el espacio la que se subraya en toda la exposición, más que la relevancia de los personajes en sí, dijo una y otra vez. Y así se percibe nada más pisar la primera estancia expositiva, con obras muy marcadas por el dibujo y que comienza con un retrato de perfil de su madre de los años 70 frente a algunos de sus primeros paisajes gaditanos.

De ella “que es la culpable de todo pues me inculcó el amor por la pintura” y de su progenitor, al que retrató enfundado en la bata de médico “con que solía verlo” exhibe otras dos piezas, muy cerquita de uno de los primeros y más importantes encargos que recibió para la Real Academia Española, el de Dámaso Alonso, que fue su mentor junto a Pedro Laín.

Precisamente su obra es el claro ejemplo del concepto innovador del género que atesoró, pues saca al cliente del retrato de salón para conocerlo en su ambiente. “Dámaso posó en su biblioteca y estaba muy elegante, pero se puso la bata de lana porque siempre hacía frío en su casa”.

Personajes muy cercanos a su infancia y juventud, con los que mostraba su dominio técnico a la hora de integrar la figura en la inmensidad del espacio, sin que muchas veces apenas aparecieran referencias del mismo. “Son obras muy despojadas de elementos, con la línea del horizonte de la Bahía de Cádiz siempre presente y con el conocimiento de la pintura abstracta. Es una manera de hacer muy contemporáneo un género que tiene una larga trayectoria”, explicaba la comisaria.

De modo que bien pronto empezó a bordar estos primeros retratos con los que conquistó la escena pictórica nacional e internacional y con los que dio un paso firme en el retrato institucional, donde brilló en la búsqueda de lo humanista frente a la relevancia social.

Fue así como recibió encargos de una larga lista de personajes ilustres como Severo Ochoa, Nicolás Cabrera, el mismísimo Jorge Guillén, Ignacio Berdugo, Francisco González, Javier Pérez Royo y Suzy Hester, etc., que pueden verse en la muestra Cortés. Retrato y Estructura, que también incluye tres vídeos en los que intervienen los escritores Rafael Argullol y Álvaro Pombo,  la artista María Bisbal, que fue discípula suya, así como una retroproyección al inicio del recorrido sobre la vida del pintor compuesta por unas cuarenta imágenes. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios