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Festival Fusión x Camarón en San Fernando

Yo te canto, Camarón

  • Algo más de 2.000 personas vibran con el recuerdo de José Monje Cruz durante el festival Fusión x Camarón, que celebra el 69 aniversario del nacimiento del cantaor

Jóvenes y de la quinta del genio, familias, parejas y pandillas de amigos, modernos, hippies, rockeros y hasta algún camaronero de ley se juntan para soplar las hipotéticas velas cuyas llamas titilan en el corazón de todos los aficionados. 69 años cumpliría José Monje Cruz y su Isla lo quiso celebrar con una reunión de amigos que ponen sus corazones y sus gargantas para recordar al hombre y para celebrar al mito. "Ay José, yo te canto, Camarón", rugía Raimundo Amador, y con él, todos los presentes en Fusión x Camarón.

Porque eso fue Fusión x Camarón, la maratoniana cita musical que tuvo lugar desde la tarde del 5 de diciembre a su madrugada en el Recinto Ferial de San Fernando producida por la iniciativa privada, desde Edificarte Eventos, y con la colaboración del Consistorio de la Isla. Una cita donde no se ahorró en decibelios, en intensidad y que se extendía hasta las cinco de la mañana para goce del sector más enérgico del respetable que en los momentos centrales del festival llegó a reunir a más de 2.000 personas, según cálculos de la organización.

El corazón de una propuesta, que ensalza la faceta musical más revolucionaria del artista isleño, personificada, quizás, en tres nombres, tres hombres, tres artistas pero también tres buenos amigos de Camarón con el que, en vida del genio cantaor, compartirían música y anécdotas. Anécdotas para tres libros. Diego Carrasco, Raimundo Amador y Kiko Veneno.

"¿Dónde estamos, Ignacio?", preguntaría a su particular manera (voz de pozo que se ciñe a una base por bulerías) el gurú jerezano del compás al bajista de su Carrasco Family. "En la ciudad del Tato José". "¿Sí? ¡Del más grande, pues échale un piropo!", exigiría el Tato Diego que anima a su legión de músicos, con Maloko Soto de segundo de abordo, a poner el ambiente en punto de ebullición con sus jondas melodías mestizas fundamentadas en las bulerías, los tangos, las rumbas, pero electrificadas por el funk y el latin. 

Minutos antes, los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba habían descubierto ya la raíz eléctrica de este Fusión x Camarón subiendo unos cuantos decibelios, para locura del respetable, la propuesta de más de 14 horas ininterrumpidas de música, que inauguraron sobre las cuatro de la tarde Familia Camarón, con Ana Rancapino (hija del gran amigo de Camarón y voz negra del flamenco por excelencia, Alonso Núñez Rancapino) que llevaban como artistas invitados a Canelita y David Barrull. Una cita que, siguiendo la senda más melodiosa y tranquila (también de público), proseguiría con Alba Molina y Joselito Acedo y María José Llergo.

Si con los Derby empezó, podríamos decir, la juerga por derecho, Diego, Maloko y la Carrasco Family supieron mantener el nivel y elevarlo con ese agradecido soniquete que igual marida el Alfileres de colores con el piropo a Rafael de Paula, que desfragmenta, monta y desmonta y vuelve a montar el genial No me arrecojo con el que Carrasco celebraba sus 50 años en la música o deslumbra entre recitados y bulerías con los que pone al público a cantar lerelere o el estribillo del Pa que tú lo bailes de Los Chichos; mientras que Maloko dedica "a todos los flamencos que hay aquí" el Detrás del tuyo se va del omnipresente de la noche, Camarón de la Isla.

"¿Camarón?", pregunta el de la voz de cueva. "¡Presente!, se desgañita el respetable. "¿Camarón?". "¡Presente!". Y así, una y otra vez, como un mantra, se despide Carrasco no sin antes agradecer al público su presencia, "porque sin vosotros esto no tiene sentido", y rindiéndose, de nuevo, ante "el más grande, Camarón de la Isla, del que hay que acordarse siempre".

El vaso reutilizable oficial del festival Fusión x Camarón. El vaso reutilizable oficial del festival Fusión x Camarón.

El vaso reutilizable oficial del festival Fusión x Camarón. / Román Ríos

Descanso para tomar oxígeno, preparar la escena y echarse en el cuerpo algún espirituoso servido por el personal de las dos amplias barras del recinto cubierto en la que cientos de reproducciones de la cara de Camarón nos observaban impresas desde los bonitos vasos reutilizables desarrollados específicamente para la ocasión.

Entonces, fue entonces, y en riguroso cumplimiento de su horario de salida al escenario, cuando el más puro de las músicas mestizas, el tipo que lleva echando fuego por los dedos desde que no levantaba más de cinco palmos del suelo, el experto en compases de la frontera, el gran Raimundo Amador, se convertía en el jefe de Fusión x Camarón.

"Vuestra cara me suena", apenas se presenta para enfundarse la eléctrica mientras que uno de los sólidos cantaores de nuestro tiempo, Tomás de Perrate (sin complejos en la humildad de los coros que comparte con Carmen y Samara Amaya, hermana e hija de otra totem de esto, Remedios Amaya) sesga el aire por martinetes carceleros a palo seco.

Entra al quite Amador, maestría y alma sólo al alcance de los más grandes (Paco de Lucía, B.B. King, Clapton...), poniéndonos los dientes largos con su Pa mojar acompañado de una banda en la que brilla un bajista grande, Pepe Bao, y el hijo del medio hombre, medio guitarra, Raimundo Amador Junior, en la batería. 

Candela, Hoy no estoy pa nadie, Yo me quedo en Sevilla... Temas imprescindibles del repertorio del artista que los coses con riffs jondos, con bases bluseras que homenajean a su querido B. B. King, con chops de funk, con una elegancia innata que se ensucia, en el mejor sentido del verbo, cuando manda la emoción y la emotividad, cobrando más sentido que nunca ese "Ay José, yo te canto, Camarón..." ya con la flamenca, pero enchufada. La locura se desata a pie de pista y no queda nadie que no coree ese Camarón de Pata Negra que Raimundo le dedica "a la familia de José".

El artista Diego Carrasco, durante un momento de Fusión x Camarón. El artista Diego Carrasco, durante un momento de Fusión x Camarón.

El artista Diego Carrasco, durante un momento de Fusión x Camarón. / Román Ríos

Se arremanga con el bajo Raimundo para acompañar a Perrate en una soleá, que se torna soleá por bulerías, y vuelve a tomar las seis cuerdas para otro himno... "Yo ya no puedo olvidarte...". Rugido del respetable para los primeros compases de Bolleré con la que, abruptamente y con un fugaz "os quiero, hasta otra", da por terminado su paso por Fusión x Camarón tras algo más de una hora de darles placer. 

Y si Amador fue puntual, un poquito más se hizo querer quien fue su compañero en Veneno. Hubo que hacer un poco de ruido para que Kiko Veneno saliera a las tablas. Eso sí, toda vez que puso un pie en el escenario de Fusión x Camarón, el músico, de negro riguroso en atractivo contraste con su cabeza nevada, se llevó de calle a todo aquel que lo quiso escuchar, es decir, todo el festival. 

Nuevas (las de El sombrero roto, su último disco) y viejas canciones (himnos para varias generaciones) se tejían en la voz desvergonzada y canallona de Kiko Veneno que se presenta en gran formato con Diego Pozo Ratón (máquina absoluta de las seis cuerdas), Andrés Roldán (guitarra), Willy Leal (percusión), Juan Ramón Caramé (bajo), Jimmy González (batería), Javi Zapa (aparatitos tecnológicos varios), Félix Romero (guitarra y violín) y Anabel Pérez (teclados).

La banda del Retumbe que no deja caer ni un instante un repertorio que comienza con Lo que me importa eres tú, con Kiko de manos libre; que prosigue, ya el músico con la flamenca y pito de Carnaval, con el Abanico de Cristal y que sigue rumbeando con ese Títiri que nos vuelve majaras.   

"Hoy es un día muy grande, ¿lo sabéis, no?", diría el artista, parco en palabras, generoso en canciones, que igual baja el ritmo con Chamariz, que sube intensidad con ese homenaje al rock andaluz que es Traspaso, donde la banda se luce a lo largo y ancho de sus oníricos paisajes, como entona La higuera, el que fue el primer adelanto de su último trabajo donde también se acuerda de dibujar su Autorretrato. 

Pero, sin duda, fue ese Joselito... Ese sí, "¡el de la voz de oro!", como reconoce al instante el público, el que inaugura la coronación de Kiko Veneno sobre las tablas. Momento para los himnos, señores. De Ay Joselito, a Veneno, pasando por Un Mercedes blanco y culminando, ¡cómo no!, con ese Volando voy que Kiko escribiera y que inmortalizara la voz eterna de Camarón de la Isla.

Ovación cerrada para Kiko que abandona el escenario bien pasadas la una de la madrugada cuando comienzan a desfilar ante el público artistas como Maka , Nani & Lin Cortés para cerrar la fiesta ese animal escénico que es Tomasito, incombustible, incomparable, bien entrada la madrugada. 

Todos te cantan, yo, te canto, Camarón, José Monje Cruz, por un cumpleaños feliz y eterno.

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