Tercer día de huelga indefinida del metal en Cádiz: "Nosotros vamos a decidir este convenio"
Los trabajadores del sector protagonizan en Cádiz una manifestación pacífica en la que dejan claro que "la paz social se ha acabado ya"
Las imágenes de las protestas de la huelga del metal en Cádiz de este miércoles 25 de junio
"Nosotros vamos a decidir este convenio". Es la sensación que se extiende entre los trabajadores del metal de la provinciade Cádiz en esta tercera jornada de huelga indefinida de haber recuperado la fuerza de la movilización para defender sus condiciones de trabajo, para tener la última palabra sobre los acuerdos que se produzcan entre los sindicatos y la patronal para cerrar un nuevo convenio.
Ambas partes, que ahora puede decirse que son tres, tras descolgarse CCOO del preacuerdo entre Femca (la Federación de Empresas del Metal de la provincia de Cádiz) y UGT, han vuelto a sentarse para negociar, esta vez en el Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL) en Sevilla. Es por la tarde, tras una mañana en la provincia que se vivió con piquetes en los accesos a la factoría de Navantia en San Fernando o en Puerto Real y con cortes de tráfico por la ocupación de la CA-34, la carretera de acceso a La Línea desde San Roque, en el Campo de Gibraltar. O en Cádiz, con la avenida de Astilleros cortada y, sobre todo, con una manifestación de huelguistas, con sus familias, y algunos ciudadanos que se sumaron, en un recorrido que los llevó a la sede de Femca y, a continuación, hasta el edificio de Sindicatos para reclamar la dimisión del secretario general de FICA UGT en la provincia, Antonio Montoro.
Manifestación pacífica
"Montoro, dimisión", fue uno de los gritos que más se repitieron a lo largo del itinerario que la manifestación organizada por CGT siguió pasadas las 10:30 horas. Partieron desde la rotonda de San Severiano, para avanzar por el barrio y llegar a Guillén Moreno. Si al principio parecía que la convocatoria había animado a algo más de dos millares de personas a participar –la mayoría obreros y sus familias, además del apoyo de colectivos como el Sindicato de Estudiantes, representantes de la Marea de Pensionistas o del sindicato del sector educativo Ustea– este número se fue agrandando hasta superar las 5.000 personas. Llamó la atención, mientras la cabecera ya había parado en la sede de la patronal, observar a distancia como la marea seguía fluyendo.
Este camino legalizado para la manifestación pasó, además, por la Segunda Aguada y más adelante por el Cerro del Moro. Como en otras jornadas de movilizaciones, el colectivo recibió el apoyo ciudadano en forma de aplausos de quienes a esa hora realizaban sus compras en los comercios de barrio, en quienes disfrutaban de sus desayunos en las terrazas de los bares o de aquellos que se asomaban desde sus ventanas al escuchar las proclamas. En saneamientos Rossi una señora salió a la puerta con una pancarta de cartón en la que se podía leer: "Por un convenio digno. Viva la lucha trabajadora", mientras entonaba "sois trabajadores, no delincuentes", lo que fue agradecido por la multitud que se paró para acompañarla en su defensa.
"Somos obreros, no delincuentes", "ni un paso atrás en la lucha del metal", "si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra" o "de norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste" fueron algunos de los gritos reivindicativos. Pero los manifestantes también tiraron de guasa y a lo largo del camino se refirieron al seguimiento policial con furgones a algunos metros de la cabecera con un "qué buenos que son, qué buenos que son, los de la furgoneta que nos llevan de excursión".
A la llegada a la sede de Femca, algunos agentes de Policía Nacional custodiaban el lugar, aunque había menos antidisturbios que en jornadas anteriores. Recibieron abucheos, pero la atención de los participantes se centró en los discursos que dieron una representante del Sindicato de Estudiantes y un miembro de Ustea, que agradecieron las movilizaciones y los pusieron como referente para la clase trabajadora del país y sus luchas. También tomó la palabra un antiguo trabajador naval de Asturias, Cándido, que reconoció que "para mí es un honor compartir esta lucha que estáis llevando, esta lucha ejemplar". "La clase obrera tiene que estar unida para ganar batallas y vosotros lo estáis", destacó sobre la fuerza mostrada por el colectivo.
Críticas al pre acuerdo
El responsable de CGT en Andalucía, Ceuta y Melilla, Juan Antonio Guerrero, se había referido antes del comienzo de la manifestación al "éxito de la clase obrera", frente a los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO. "Nuestro sindicato quiere que los trabajadores tengan el poder de decidir si quieren o no quieren lo que firmen los sindicatos" que negocian el convenio, apuntó.
Cuestionado por la reunión prevista en el CARL, el dirigente sindical recordó que su organización también había presentado papeleta de huelga, sin que la Femca se dignara a acudir al Sercla. Volverán, por eso, a reclamar una reunión de mediación para sentarse con la patronal y llevarles las reivindicaciones de los trabajadores.
Guerrero expuso algunas de las claves del pre acuerdo de UGT y las empresas del metal que rechazan los obreros, también su sindicato. "Nos parece una barbaridad que sean 9 años de convenio, eso es engañar a los trabajadores. Intentan garantizar la paz social durante los nueve años de trabajo que hay previstos", comentó. Junto a eso, cuestionan las condiciones en las que plantean la incorporación de jóvenes al sector, con el cobro del 75% de lo que marca las tablas salariales.
"Nos parece una barbaridad que se cree esa doble escala salarial, que por cierto ya hay una", mencionó. Se refería a la presencia de empresas de fuera de la provincia, que desarrollan trabajos en los astilleros de Navantia, en Airbus, en Dragados Off Shore o Acerinox, que no aplican el convenio del metal de Cádiz. "Están abaratando los precios", se quejó. También, "a compañeros montando andamios en un buque que les aplican el convenio del corcho, o las limpiadoras que limpian aviones o barcos y que están en el convenio de limpieza de edificios y locales", advirtió.
Por la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) tomó la palabra Manuel Balber, que avisó que "la paz social se ha acabado ya". Los trabajadores del sector no quieren el convenio acordado, que consideran un "retroceso". Quieren, por el contrario, "un convenio de avance para la clase social y trabajadora". "Un convenio que beneficie a los trabajadores, y sobre todo que se cumpla", demandó. Por eso, quieren que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como responsable de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y, por tanto, de Navantia, se implique. "Navantia es una cárcel. Dragados Off Shore es una cárcel. Y nosotros queremos que los trabajadores tengan vida, que puedan disfrutar de sus familias y su tiempo de descanso", defendió. "Queremos un trabajo digno, un salario digno", insistió.
Fue una cuestión que se volvió a pronunciar en la puerta de Femca. "Queremos recuperar la dignidad que perdimos", gritó uno de los asistentes. "Nosotros vamos a decidir este convenio", dejó claro otro miembro de CTM, Manuel de Murga.
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